Kabul.- La misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) condenó este miércoles «en los términos más firmes» la prohibición de trabajar a todas las afganas que emplea en el país, y aseguró que ha trasladado su queja a los «al nivel más alto posible» del Gobierno interino de los fundamentalistas.
«La representante especial del secretario general de Naciones Unidas para el país, Roza Otunbayeva, está transmitiendo a las autoridades de facto al nivel más alto posible la protesta de la organización, y busca la inmediata revocación de la orden», dijo la UNAMA en un comunicado.
El organismo de la ONU reveló que varias de sus empleadas ya han sufrido restricciones a sus movimientos, incluyendo «acoso, intimidación y detención», por lo que ha ordenado a todos sus trabajadores de ambos sexos que no comparezcan en sus oficinas en Afganistán «hasta nuevo aviso».
Los talibanes comunicaron la prohibición a las trabajadoras de la ONU y la «implementación activa» del veto, dijo ayer la organización, una de las pocas que podía seguir empleando a mujeres después de que los fundamentalistas impidiesen el diciembre pasado la labor de las afganas en ONG nacionales o internacionales.
«La prohibición es ilegal bajo la ley internacional, y no puede ser aceptada por Naciones Unidas», denunció la UNAMA.
Otunbayeva denunció que se trata de la primera vez en la historia de la ONU que un régimen «intenta prohibir que las mujeres trabajen para la organización solo porque son mujeres».
La representante especial criticó además las «medidas extremas» impuestas por los talibanes contra las afganas, que van desde la prohibición de la educación superior femenina hasta la imposición del velo, pasando entre otras restricciones por la limitación de sus movimientos sin acompañantes masculinos.
«Es un intento sistemático de remodelar la sociedad y dejar a los hombres como los únicos actores», dijo.
La UNAMA ha señalado que la prohibición «impactará negativamente» a los programas de ayuda humanitaria para Afganistán, un país sumido en una profunda crisis en el que dos tercios de su población necesitan de asistencia para sobrevivir.
Más allá de la ONU, las operaciones de los organismos internacionales en Afganistán se han visto afectadas por la caída de los aportes de los donantes tras la llegada al poder de los talibanes en agosto de 2021, así como por la prohibición del trabajo de las mujeres, que motivó a muchas ONG a reducir o suspender sus programas.