La ONU, en su página web, destaca que Goodall, pionera del estudio de los chimpancés, era Mensajera de la Paz desde 2002, un papel desde el que ayudaba a la ONU a enfocarse en asuntos medioambientales y concretamente en conservación.
Naciones Unidas, . – La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lamentó este miércoles el fallecimiento de la etóloga británica Jane Goodall, reconocida por su trabajo científico y ambiental, y quien fue Mensajera de la Paz de la ONU durante más de dos décadas.
“La científica, conservacionista y Mensajera de la Paz de la ONU trabajó incansablemente por nuestro planeta y sus habitantes, dejando un legado extraordinario a la humanidad y la naturaleza”, expresó la organización a través de sus redes sociales, acompañando el mensaje con una imagen de la investigadora.
El jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, también dedicó unas palabras de homenaje a Goodall, a quien describió como una “pionera, defensora de nuestro planeta y buena ancestra”.
Desde 2002, Goodall ocupó el rol de Mensajera de la Paz de la ONU, una figura simbólica creada por la organización para destacar a personalidades comprometidas con causas globales. En su caso, su labor estuvo enfocada en temas medioambientales, especialmente en conservación.
En su sitio web, la ONU destaca que Jane Goodall fue una de las primeras científicas en estudiar a los chimpancés en libertad, iniciando su trabajo en África en la década de 1960. Su enfoque revolucionó la comprensión sobre el comportamiento animal.
La organización también reconoce el impacto del Instituto Jane Goodall, fundado por ella, que promueve programas de conservación y desarrollo sostenible en comunidades africanas, así como su proyecto ‘Roots & Shoots’, creado para conectar a la juventud con la naturaleza y fomentar su participación activa en la protección del medioambiente.
Jane Goodall fue una de las científicas más influyentes del siglo XX, reconocida mundialmente por sus investigaciones sobre el comportamiento de los chimpancés salvajes en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania.
A lo largo de su vida, Goodall fue más que una investigadora: se convirtió en una incansable defensora de la vida silvestre, de la conservación ambiental y del respeto a todas las formas de vida.
Fundó el Instituto Jane Goodall, que opera en decenas de países, y lanzó el programa educativo Roots & Shoots, presente en más de 100 naciones, con el objetivo de empoderar a jóvenes como agentes de cambio.
En el año 2002, fue nombrada Mensajera de la Paz de la ONU, uno de los títulos honoríficos más altos que otorga la organización a figuras destacadas del ámbito global.
Desde esa posición, trabajó activamente en campañas sobre medioambiente, sostenibilidad, protección animal y educación ambiental, colaborando con agencias de Naciones Unidas y participando en foros internacionales hasta sus últimos años de vida.
Su legado ha sido reconocido por universidades, gobiernos, instituciones científicas y movimientos ambientalistas en todo el mundo, convirtiéndola en un símbolo universal de compromiso con la naturaleza y con el futuro del planeta.