NACIONES UNIDAS.- La crisis desatada por la covid-19 ha generado grandes riesgos en materia de corrupción, pero también plantea una gran oportunidad para combatirla, según Fabrizio Feliciani, el director para América Latina y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops).
“Va a tener un enorme riesgo, pero siempre el riesgo va a acompañado de oportunidad”, asegura Feliciani sobre la situación creada por la pandemia en el ámbito de la gestión gubernamental durante una entrevista con Efe.
El riesgo está claro: un momento de gran gasto público, con medidas de estímulo para reactivar la economía y con incentivos para hacer las cosas muy rápido, por ejemplo a la hora de adquirir productos y equipos médicos.
La oportunidad, según Feliciani, llega sobre todo dado que ahora “hay mucho más interés” en vigilar la corrupción por la escasez de recursos, por las opciones de introducir reformas para acelerar procedimientos y por las posibilidades de la tecnología.
“Esta crisis del covid podría ser la oportunidad para realmente pasar a una gestión pública más justa y equitativa que realmente le quite espacio a la corrupción”, asegura.
La Unops, que trabaja con varios Estados latinoamericanos en este ámbito, avisa de que es necesario garantizar que la rapidez que demanda la ciudadanía en la respuesta a la pandemia -por ejemplo a la hora de adquirir vacunas- no se lleve por delante una buena gestión pública.
“Necesitamos tener (…) instrumentos que nos permitan correr, porque como dirían los populistas, el pueblo pide, y es cierto”, señala Feliciani, que avisa de que, en caso contrario, hay peligro de que la corrupción se haga más fuerte.
Según subraya, es el momento de “aprovechar la tecnología” y los “enfoques de redes” para mejorar la gestión pública, ofreciendo resultados a los ciudadanos.
“Acelerar y mejorar una reforma justa y equitativa de la gestión pública es una vía para ir ahogando la corrupción y quitándole espacio”, insiste.
Feliciani recuerda que esta lacra es un problema importante en América Latina y el Caribe, con una mayoría de países donde hay una percepción de corrupción muy alta según los estudios y con cálculos que sitúan su costo en unos 220.000 millones de dólares anuales.
En ese sentido, destaca que la corrupción no solo supone una pérdida de dinero público, sino que dispara las dudas sobre la democracia.
La Asamblea General de la ONU celebra esta semana una sesión especial centrada en la corrupción, que se abrió este miércoles con una destacada presencia de líderes latinoamericanos y que se clausurará mañana viernes.
En paralelo, la organización acoge numerosos foros relacionados, como uno que por vía virtual organizaron hoy la Unops y México bajo el título “Avanzando en la prevención de la corrupción a través de alianzas y sinergias en la contratación pública”.
En él participó, entre otros, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien apuntó que las alianzas son clave para enfrentar los retos de la lucha contra la corrupción.
Sostuvo que en países como México, pese a que existe una lucha contra estas prácticas y se han creado instituciones para combatirlas, todavía no es suficiente y por ello «es esencial» crear alianzas con socios estratégicos para acabar con ella.
México es uno de los países que se ha apoyado en la Unops para hacer frente a la corrupción, pues en julio de 2020 firmó un acuerdo con el organismo para la compra consolidada de medicamentos, con lo cual se abrió la puerta a licitaciones internacionales que antes no se contemplaban en este rubro.
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