El amor no basta. A menudo lo problemas de las parejas no se deben a la falta de amor, si no a las dificultades para gestionarlo. El amor saludable invita a esperar lo que sí podemos esperar y no a demandar lo que está más allá de lo posible.
Como infantes desprotegidos en cuerpo de adulto/a, transferimos los anhelos y temores a la pareja, se reclama lo que faltó en la primera etapa.
Los mitos ayudan a hacer frente a los conflictos, ofrecen héroes y heroínas que superan situaciones difíciles con valentía. Los mitos se modifican, se alinean a las realidades socioeconómicas y políticas.
Los mitos se vinculan a la violencia contra la mujer, refuerzan el patriarcado, ponen la misión en manos del héroe, mientras que la mujer espera en su castillo a ser salvada: él es activo, ella pasiva, ejemplo, la Bella Durmiente.
El príncipe es el salvador, la princesa es el descanso del hombre, él es valiente, ella miedosa, él es fuerte, ella vulnerable, él es varonil, ella es dulce, él es dominador, ella es sumisa.
La frase típica para terminan los cuentos de amor: “y vivieron felices”. Dos heterosexuales se enamoran, se ven separados por diversas barreras, tras superar todos los obstáculos, la pareja feliz vive su amor en libertad.
Al entrar en una relación de pareja florecen los mitos. Se confieren expectativas a la pareja que no corresponden a la realidad e inoculan decepción. Aprender a gestionar el amor y a derribar los mitos es tarea pendiente para una relación de pareja saludable.
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