Más difícil que encontrar un físico nuclear en Nagua, o un astronauta en Pedernales, o un ciberneta en Villa Mella, o un astrónomo en Canca La Piedra, o un peleontólogo en Bánica, o un lector de sánscrito en Dajabón…Es más, más difícil que dar con alguien que descifre la mirada de Danilo Medina…Más difícil que todo eso es encontrar un poeta en República Dominicana, pues lo que a veces encuentras son asomos fugaces, versos patizambos, tropos torcidos, intentos de intenciones. (Es evidente que Enriquillo Sánchez tuvo razón en una de sus últimas frases amargas: «La poesía ha muerto. Todo está perdido»).