Yerran aquellos que piensan que la Seguridad Ciudadana es un problema meramente policial, aunque sí es justo afirmar que dicha institución juega un rol estelar en el tema. Es imprescindible recordar que la Policía trabaja con las consecuencias de la criminalidad, no con las causas que lo originan.
La importancia del rol policial viene dado por varios factores:
No es posible ganar la batalla a la delincuencia, al menos en los aspectos disuasivo y represivo, si no se cuenta con un cuerpo policial capaz de realizar su trabajo de manera efectiva, lo cual amerita que esta institución sea sometida a una profunda reforma que tome en cuenta diversos aspectos claves.
Uno estos aspectos vitales es la actualización de la estructura policial a los estándares internacionales más avanzados. Como es sabido, nuestra policía aún presenta una estructura militar que desde hace años se considera universalmente obsoleta dentro de este tipo de institución.
Otro de los aspectos que se han citado como claves para una reforma policial es la actualización de los esquemas de beneficios de estos importantes servidores públicos, ya que esto puede contribuir enormemente a contrarrestar la corrupción en las filas policiales y a motivar el ingreso de mayores cantidades de policías de vocación.
Finalmente, dotar a la Policía de equipamientos modernos y vehículos adecuados es otro aspecto vital en la agenda de una reforma necesaria y provechosa, pero es de suma importancia valerse en este punto de fórmulas económicamente posibles y sostenibles, que permitan la renovación periódica de los equipos.
Como sociedad, debemos abocarnos a la construcción de un cuerpo policial acorde con los tiempos y a conseguir, a la vez, que los ciudadanos seamos capaces de cumplir con nuestro rol de colaborar con la Policía y darles nuestro voto de confianza en sus labores. En el difícil reto de construir un clima de seguridad ciudadana, todos tenemos una parte de responsabilidad.