Un hombre leía lo dicho por un tecnócrata sobre «las perspectivas de soluciones de la educación y la salud», en términos de más o menos porcentajes. El hombre reía. Un joven escuchaba a un político hablar sobre “las soluciones de los problemas históricos».
El joven reía. Un viejo veía en televisión a un alto funcionario enriquecido al vapor, mientras lanzaba un «llamado al manejo transparente de los fondos públicos».
El viejo reía. Una mujer escuchaba en la radio una promesa electoral de «empleo, techo, comida y escuela». La mujer reía… (Conclusión lógica: ha cambiado el sentido de la risa, o este es un país de sinvergüenzas).
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