La columna de Miguel Guerrero
A la Cancillería, de acuerdo con un funcionario del servicio exterior que me habló a condición de permanecer en el anonimato, no han llegado informes del interés de gobiernos de países pertenecientes a la OEA de llevar a la Secretaría General al ex presidente Fernández, una vez José Miguel Insulza, deje voluntariamente el puesto para postularse al Senado de Chile. Siete de los embajadores de esas naciones acreditados ante el gobierno dominicano consultados dijeron no tener noticias de sus cancillerías sobre el caso.
Estamos probablemente ante un patético ejemplo de mitomanía. Un esfuerzo de llamar la atención ante la posibilidad de un tranque en la elección del sucesor del ex ministro de Relaciones Exteriores chileno.
Pocos líderes políticos, empresariales y de opinión se toman en serio el interés de una supuesta mayoría abrumadora de países por la candidatura al organismo regional del señor Fernández, aunque podría darse esa oportunidad si no se diera un consenso para llenar el puesto. La campaña en la búsqueda del cargo para el expresidente sugiere que el Parlacen no le garantiza un refugio seguro en la eventualidad de un conflicto judicial, por hechos relacionados durante su gestión entre el 2004 y el 2012. Pero tampoco se lo brindaría la OEA, dado el precedente de un ex mandatario costarricense, Miguel Rodríguez, obligado a renunciar al puesto para hacer frente a la justicia de su país por un expediente de soborno.
La campaña a favor del ex presidente lo proyecta como desinteresado en el cargo, por considerarlo inferior a su proyección internacional. Un recurso muy interesante que tiene por objeto recordarle a la comunidad hemisférica que hay por estos lares un candidato con un amplio currículo y dejar, por supuesto, una salida política ante la posibilidad de que no se le tome en cuenta. Es decir, si escogen a otro sería porque él no lo quiso.