La selva tiene leyes inmutables. Para sobrevivir, los animales débiles deben saber disimularse en el follaje o disfrazarse de tronco, hoja o nido; saltar a la velocidad del rayo; aceptar, resignados, su hábitat: si es animal de montaña, no salir nunca a la llanura, a menos que iguale la velocidad del antílope; rehuir el choque frontal con el rinoceronte; nunca atacar al león, aunque éste duerma, y no tratar de vigilar al águila… Son leyes dialécticas de la selva. Quien trata de violarlas, sólo encontrará la muerte. (Por cierto, en la selva política rigen las mismas leyes. Leonel y Danilo lo saben bien).
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