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27 Abril 2024

La sociedad de la tía asesina

Enfoque

Por los años que he vivido y al estar siempre en mi país, puedo emitir una opinión estableciendo la que fue la buena conducta del dominicano de ayer, y la mala del de ahora.

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1.- Desde el primer período de la vida, siendo todavía un niño, por necesidad de subsistencia, me entregué al trabajo productivo. Sé lo que es ocuparse para seguir viviendo.

2.- Antes de cumplir diez años de edad, había laborado como aguatero, limpiabotas y vendedor de periódicos. Luego, ya un jovencito, trabajé como mensajero en farmacias y oficinas de abogados, organizador de rutas en la oficina de correos, en mi ciudad natal, y bacheando calles, al servicio del ayuntamiento de Santiago.

3.- Siendo adulto, la mayor cantidad de años la he dedicado al ejercicio de la profesión de abogado, en los tribunales y dando consejos sobre cuestiones jurídicas.

4.- En la adolescencia, y aún ahora en la tercera edad, el quehacer político ha estado ligado a mi existencia, accionando tanto en el país como en el extranjero.

5.- Desde el momento en que mamá me parió, me he movido entre las dificultades o complicaciones que me he creado por mi forma de obrar, o porque el medio me ha impulsado  a no ser pasivo ante lo que ocurre.

6.- Andar de un país a otro, moverme mucho bregando por lo que creo justo, ha colocado a mi persona como objetivo criminal y perverso de mis adversarios. Afanarme, ajetrear por la materialización de mis convicciones, ha empujado  maquinaciones en mi contra.

7.- La vida me ha dado más de lo que le he pedido, razón por la cual no tengo razón alguna para sentirme maltratado u ofendido. Nada de resentido social, quejoso sin causa, ni amargado.

8.- Con el contenido de los párrafos anteriores, he querido destacar que la opinión que tengo de la sociedad en la cual vivo hoy, no es fruto de prejuicios ni de creencias fuera de la realidad. Dentro de lo posible trato de ser objetivo en los análisis, procurando partir de la materialidad, de lo que veo diariamente, no de lo que supongo o me dijeron.

9.- Mi deseo fuera escribir diciendo que estoy viviendo en la sociedad por la cual he luchado y han dado sus vidas miles y miles de mis coterráneos. Pero no debo confundir lo que es una aspiración, con lo que veo. Hay que ser realista.

10.- Por los años que he vivido y al estar siempre en mi país, puedo emitir una opinión estableciendo la que fue la buena conducta del dominicano de ayer, y la mala del de ahora.

11.- Haber nacido en el fango de la sociedad del pasado, y conocer el sano proceder del ser humano que en ella se formó, hoy me causa horror  comprobar la degradación de la comunidad dominicana de esta época.

12.- Lo que escribo de cómo se comportaba la mujer o el hombre de ayer, lo pueden atestiguar otros connacionales de mi generación, no importa el lugar que ocuparon en la composición social de aquel espacio de tiempo.

13.- Los hechos son los hechos y ahí están como testigos de acero. El ambiente donde estamos viviendo es la expresión de un régimen económico degradado, que ya no da para nada útil, es infructuoso, y de igual manera tiene reglas de convivencia que no se ajustan a la decencia, al buen vivir.

14.- Escribir diciendo que las dominicanas y los dominicanos estamos viviendo en una comunidad humana degradada en lo ético y moral, no es más que una perogrullada, algo evidente, una tontería.

15.- No sería más que una hipocresía de mi parte, pretender desconocer lo que está a la vista de todas y de todos, la realidad de que estamos en un país con un orden social que genera una moral para personas deshonestas, carentes  del correcto proceder.

16.- Aquel que crea que dominicanas y dominicanos estamos en un ambiente decente, pues que lo santifique para que nuestro país siga de mal en peor, formando personas educadas para mentir, robar y actuar como la tía del niño Cristopher Colomé, de 8 años de edad, que lo torturó y mató.

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