York, donde la entrada supera de manera muy habitual los 10 dólares.
AMC, la mayor cadena de cines de EE.UU., reaccionó con muchísima dureza al desembarco de MoviePass y acusó a este servicio de no ser sostenible.
La idea de MoviePass era encajar en la mentalidad de una población joven ya acostumbrada a pagar cuotas mensuales por servicios como Netflix y Spotify.
Además, su objetivo era buscar beneficios en la venta de información personal y de hábitos de los espectadores, y aspiraba a llevarse un porcentaje de la taquilla o de los servicios de comida y bebida.
Sin embargo, los problemas financieros comenzaron a afectar gravemente a MoviePass, que en agosto de 2018 sustituyó su plan inicial por otro que permitía ver solo tres películas al mes.
La compañía continuó experimentando con diferentes fórmulas y precios sin dar con la clave que le permitiera ser rentable mientras sus usuarios iban abandonando la aplicación.
En junio de 2018, MoviePass aseguraba tener 3 millones de suscriptores, pero en abril de este año Business Insider dijo que el servicio ya solo contaba con 225.000 usuarios.
De cualquier forma, la aparición de MoviePass abrió el camino a la suscripción en el cine y a que cadenas como AMC y Cinemark ofrecieran servicios similares, pero a precios superiores, que han logrado mantenerse.