LOS ÁNGELES.- La temporada de incendios en el oeste de Estados Unidos, que en los últimos años acostumbraba a alcanzar su pico en otoño, empezó este 2021 varios meses antes y ya hay decenas de grandes fuegos activos en la zona, dos de los cuales han superado las 38.000 hectáreas.
Los principales factores que explican por qué las llamas se están propagando con tanta facilidad cuando todavía no se ha llegado a la mitad del verano son la sequía extrema de la zona, tras una temporada de lluvias en que las precipitaciones fueron insólitamente bajas, así como las altísimas temperaturas registradas en las últimas semanas.
En California, el mayor estado de la región excluyendo a Alaska, se han declarado en lo que va de año más de 4.900 incendios, una cifra que ya supone el 50 % de los fuegos que azotaron al estado en la totalidad de 2020, el peor año de su historia en cuanto a número de incendios y superficie quemada.
Esta cifra, muy alta ya por sí misma, cobra todavía mayor relevancia y desata los peores presagios si se tiene en cuenta el pronóstico para octubre y noviembre, los meses en los que tradicionalmente los incendios se vuelven más virulentos.
El ecologista especializado en incendios Marti Witter consideró en declaraciones a Efe que las condiciones en la costa oeste de este año son “ciertamente propicias para que se declaren más grandes incendios”, principalmente por la vegetación “extremadamente seca” de la región.
Witter, del Área Recreativa Nacional de las Montañas de Santa Mónica, en Los Ángeles, dijo que la única esperanza para evitar ese escenario es que ocurra un periodo de lluvia “intensa” en septiembre o a principios de octubre, aunque admitió que es “muy poco probable” según los pronósticos meteorológicos a largo plazo.
De las decenas de grandes fuegos activos en la actualidad, el mayor de todos es el de «Bootleg» en Oregón, que ya lleva más de 80.000 hectáreas calcinadas, y los bomberos no prevén tenerlo completamente contenido hasta finales de otoño.
El fuego quema desde hace una semana en el sureste del estado, junto a la frontera con California, y afecta una zona montañosa y de vegetación en el Bosque Nacional de Fremont-Winema.
Su proximidad a una línea de transmisión eléctrica de alto voltaje que conecta las redes de California y Oregón ha llevado a las autoridades a pedir a los consumidores que reduzcan al máximo el consumo eléctrico para evitar que esta se sobrecargue y empeore la situación.
Más de 1.000 bomberos se encuentran batallando el incendio, pero la fuerza del fuego es tal que los avances son mínimos y todavía no se ha logrado la contención de las llamas en ninguno de los flancos, según informó el Centro de Coordinación Interagencia del Noroeste (NWCC, por sus siglas en inglés).
Simultáneamente, otro gigantesco fuego ha quemado más de 38.500 hectáreas en California, aunque los bomberos han logrado importantes avances contra las llamas en las últimas horas.
El incendio está afectando al Bosque Nacional Plumas, en el extremo norte de la Sierra Nevada, cerca de la ciudad de Beckwourth, y ha pasado de estar contenido en un 26 % el martes a un 71 % este miércoles, según la última actualización del Servicio Forestal de EE.UU.
En esa zona se han emitido órdenes de evacuación para unos 3.000 residentes de diferentes condados colindantes, según estimaciones de medios locales.
En el informe, el Servicio Forestal estadounidense argumentó que el martes “fue el último día de calor excesivo”, lo que sugiere que las condiciones facilitarán las tareas de extinción del fuego en los próximos días.
Los servicios de bomberos esperan poder tener el fuego totalmente contenido a finales de julio.
Un tercer incendio declarado cerca del Parque Nacional de Yosemite, que ha sido contenido en un 21 %, lleva quemadas más de 3.800 hectáreas desde el domingo por la noche, según la última actualización del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire).
Este fuego, bautizado como «River», ha destruido cinco construcciones, según el mismo departamento.