Madrid.- La propuesta de la Comisión Europea (CE) para implantar un único cargador universal de tipo USB-C con el fin de armonizar su uso en dispositivos electrónicos llega tras 12 años de debate en el seno de la Unión Europea (UE).
El objetivo de esta iniciativa es conseguir un estándar único para el puerto del dispositivo que permita a los consumidores utilizar el mismo cargador y reducir así el impacto medioambiental y económico de miles de toneladas de residuos electrónicos.
La propuesta tendrá que ser aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE y contará con un periodo de transición de dos años para que los consumidores y la industria puedan adaptarse a los nuevos requisitos.
El origen de esta medida se remonta a mayo de 2008, cuando el político e investigador búlgaro Solomon Passy, actual presidente de la OSCE, junto a su mujer Gergana, propusieron la estandarización universal de todos los cargadores móviles GSM en la UE.
Bruselas, a instancias del comisario europeo de Industria, el alemán Günter Verheugen, impulsó en 2009 el debate para limitar la fragmentación del mercado de las interfaces de carga.
Tras meses de intensas deliberaciones, la norma entró en vigor en enero de 2011, con el consiguiente ahorro en emisiones de CO2 y desechos electrónicos cada año. El acuerdo voluntario con los principales fabricantes de dispositivos móviles redujo de 30 a 3 los estándares existentes en el mercado: el USB 2.0 Micro B, el USB-C y el Lightning -exclusivo de Apple-.
Una directiva de 2014 sobre equipos radioeléctricos reclamó el desarrollo de un cargador único para todos los modelos de teléfonos móviles comercializados. Sin embargo, no se alcanzó ningún avance hasta enero de 2020, cuando el Parlamento Europeo instó a la CE a adoptar medidas legislativas urgentes para hacer realidad el cargador único para los dispositivos electrónicos. De aprobarse el texto presentado por la CE, una modificación de la directiva de 2014, los fabricantes tendrán que dejar de vender un cargador nuevo con cada teléfono inteligente y deberán ofrecer a los consumidores la posibilidad de utilizar uno antiguo.
La normativa está centrada en smartphones, tablets, auriculares, cámaras y altavoces, por lo que no afecta a ordenadores portátiles, relojes inteligentes, lectores electrónicos y cargadores inalámbricos.
La multinacional Apple será la más afectada con la implementación de esta norma por la exclusividad de su conector.
Mientras que la mayoría de fabricantes ya se han pasado a USB-C del microUSB, la compañía estadounidense es la única que mantiene un puerto que requiere de cargadores y cables propios de la marca.
Según el Ejecutivo comunitario, con esta iniciativa los consumidores ahorrarán 250 millones de euros y se reducirá la cifra de 11.000 toneladas de residuos electrónicos emitidos en 2018.