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Batalla Electoral 2024

La veda y el diálogo mixto bilateral

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Mario-Rivadulla-3001De un día para otro se han producido dos informaciones que pudieran abrir la puerta a un significativo cambio positivo de las que, desde y durante el gobierno de Michel Martelly, han sido tensas relaciones entre Haití y la República Dominicana.

Una de ellas la de que será retomado el diálogo binacional entre representantes acreditados de ambos países en los próximos días. El mismo estaba pautado para octubre del pasado año, pero debió ser aplazado debido a las graves y prolongadas protestas que tuvieron lugar al otro lado de la frontera contra las múltiples irregularidades que matizaron la primera ronda de las elecciones presidenciales y las turbias maquinaciones atribuidas a Michel Martelly a favor del candidato oficial.

El anuncio de la reanudación de las conversaciones dado a conocer por el Canciller Andrés Navarro ha sido acogido favorablemente y respaldado tanto por Cámara de Comercio Domínico-Haitiana, como por sociólogos, legisladores y representantes del sector empresarial.

Sería esta la cuarta reunión de la Comisión Mixta Bilateral y aún cuando no se ha dado a conocer la agenda de los temas a tratar, se da por supuesto que, en primer término habrá de figurar el levantamiento de la veda impuesta al transporte terrestre de veintitrés productos dominicanos de gran demanda por los consumidores haitianos. Esto ha obligado a los exportadores dominicanos a utilizar la vía marítima, a mayor demora de entrega y costo para los consumidores haitianos.

Ya de antes se había divulgado la información de que el Senado haitiano se proponía abordar el tema con carácter de urgencia. La razón principal es el colapso de la limitada producción agrícola de Haití, debido a la intensa sequía provocada por el fenómeno de “El Niño”. Se teme una hambruna que pudiera afectar seriamente la existencia de un estimado de casi tres millones y medio de habitantes, lo cual ha generado una urgente clarinada de socorro internacional por parte de la ONU ascendente a 193.8 millones de dólares.

Esto implica la urgencia de poder disponer de un rápido flujo de alimentos suficientes y a menor costo, tal como nuestro país estuvo abasteciendo el mercado haitiano hasta la imposición de la veda por falsas razones que encubrieron las reales motivaciones de la medida. Estas no fueron otras que el criminal afán de desmedido enriquecimiento por parte de un grupo minoritario de poder que contó con la anuencia y complicidad del entonces Presidente Martelly, tal como trascendió pusieron al desnudo varios senadores durante la sesión de ese cuerpo legislativo.

Fue la veda otro acto más de perversidad y hostilidad contra la República Dominicana que caracterizaron la gestión del mandatario haitiano. Sus viles acciones comprendieron desde dedicarse a denigrar la imagen de nuestro país en los foros internacionales, hasta retrasar y negar a sus nacionales residentes en el país la entrega de sus documentos de identidad para que pudieran acogerse al Plan de Regularización y Nacionalización.

A despecho de añejas heridas que es hora de cerrar y de viejos resabios que es preciso dejar sepultados en el pasado, República Dominicana y Haití resultan obligados vecinos del condominio insular que ambos comparten.

El hecho de que no obstante la proximidad geográfica, nuestros pueblos presentan diferencias bien definidas en lengua, educación, creencias religiosas, costumbres y desarrollo institucional, político, económico y social no debe ser obstáculo para que practiquen una armoniosa relación de buena vecindad, que permita resolver cualquier discrepancia o conflicto por la vía constructiva del diálogo. Y más aún, de inteligente colaboración en la realización de proyectos de común interés.

Así como socios comerciales que nos necesitamos y beneficiamos el uno del otro, podemos y debiéramos llegar a serlo en muchos otros aspectos. Tal es el sentido y alcance del ambicioso Proyecto Binacional Quisqueya que impulsan reconocidos empresarios de ambos países y cuya primera etapa ya se ha comenzado a ejecutar. Este implica una previsora visión de futuro al mediano y largo plazo sobre la conveniencia de abrir para Haití la alternativa de una franja fronteriza de desarrollo económico y alivio del desempleo, partiendo del ejemplo de la empresa binacional M de Fernando Capellán, lo que pudiera

traducirse en una menor presión migratoria hacia la República Dominicana.

Sea, pues, bienvenida la reanudación de las conversaciones que en rondas anteriores lograron significativos acuerdos en temas y áreas de importancia para los dos países. Y que de una vez se levante la veda que permita ir nuevamente a dar rápida asistencia al pueblo haitiano, como ya fueron de inmediato en su auxilio el gobierno y el pueblo dominicanos con reconocida celeridad y generosidad cuando el devastador seísmo que provocó tantas muertes, enormes destrozos y cuantiosas pérdidas al otro lado de la frontera.

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