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“La vida, un Viaje en Tren”

Fe y Vida

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Ciertamente nuestra vida en esta tierra es un viaje. Somos caminantes y peregrinos hacia la Casa de Dios Padre, hacia la Vida Eterna. Un día u otro partiremos de este mundo, pues no conozco a nadie que haya permanecido como semilla en el mismo, a una edad u otra no importa que cuan joven o cuan mayor seamos partiremos de este mundo querámoslo o no, por eso es que siempre digo: ¿De qué nos vale aferrarnos tanto a la vida?, si solo somos unos simples caminantes.

Hace un tiempo llego a mis manos un libro muy interesante, el cual comparaba nuestra vida con un viaje en tren. Este libro resulto por lo menos en mi opinión muy interesante, digo para mí, pues hay que leerlo e interpretarlo bien, espero que Ustedes al igual que yo lo puedan disfrutar, y decía así: “Nuestra vida no es más que un viaje en tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques y profundas tristezas en otros. Cuando nacemos, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre…estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres. Lamentablemente la verdad es otra, Ellos se bajaran en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable.

No obstante esto no impide a que se suban otras personas que nos serán muy especiales. Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos. De las personas que toman este tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo. Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje…Y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos a ayudar a quien lo necesite.

Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente. Otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento. Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos. Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.

No importa; el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas…pero jamás regresos. Por eso tenemos que tratar de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo que tengan de mejor.

Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrás titubear y probablemente precisaremos entenderlos, ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.

El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado. Entonces me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia…creo que sí. Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso. Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegare a la estación principal y tendré la gran emoción de verles llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron. Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje de ellos creciera y se hiciera valioso”.

Amigos…hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena. Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan, para todos Ustedes: FELIZ VIAJE.

Espero que este viaje te sirva igual que me sirvió a mí para reflexionar y ver lo frágil y corta que es nuestra vida en este mundo, es solo un paso, por eso mis amigos, vivámosla con la alegría que irradia el sentirse hijo de Dios.

Termino con los Versículos del 10 al 12 del Salmo 90 que dicen así: “Aunque uno viva setenta años y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil porque pasan de prisa, volando. Enséñanos a contar nuestros años, para que consigamos un corazón lleno de sabiduría”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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