Los residentes del complejo construido en el distrito de Harumi, en una de la islas artificiales de la bahía de Tokio, empezaron a llegar hoy a lo que serán sus alojamientos mientras dure su participación en los Juegos, fuera del foco mediático y sin que la organización quisiera proporcionar cifras sobre los primeros inquilinos.
En el formato «burbuja» y simplificado de estos Juegos Olímpicos, los organizadores optaron por cancelar las ceremonias de bienvenida que caracterizaron la apertura de la Villa en citas anteriores, ante la necesidad de «tomar estas precauciones para prevenir la propagación de la covid-19», dijeron en un comunicado.
Un elevado número de coches de policía se encontraban aparcados en las afueras de la villa de los atletas cuando los autobuses entraban en el complejo vallado, sin visibilidad de su llegada desde fuera.
Los organizadores han pedido a los participantes de los Juegos que limiten lo máximo posible su estancia en la villa: ingresar cinco días antes de competir, en principio, y abandonarla dos días después de que terminen las pruebas de sus disciplinas.
La Villa Olímpica, que alberga comedores, un gimnasio y un centro de control de dopaje, contará también con una clínica para gestionar los potenciales casos de covid-19, además de unas instalaciones médicas para atender otro tipo de contingencias sanitarias.
El uso de mascarilla será en principio obligatorio en las zonas comunes y cuando no pueda garantizarse una distancia de seguridad apropiada para todos los atletas olímpicos y paralímpicos, que se esperan que sean unos 15.400 en conjunto, y otro personal con contacto frecuente con ellos.
La apertura de la Villa Olímpica se produce un día después de la entrada en vigor de un nuevo estado de emergencia sanitaria en Tokio por el aumento de contagios experimentado en semanas recientes y la propagación de variantes más peligrosas y contagiosas, algo que ha alertado a los expertos sanitarios del país.
Esto ha provocado también que los organizadores hayan optado por descartar la presencia de público en prácticamente todas las competiciones de los Juegos, con algunas excepciones en sedes que se encuentran más alejadas de Tokio (donde se concentran la mayoría) y donde la incidencia de la covid es menor.
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