REDACCIÓN.- La directora de «Lady Bird», la estadounidense Greta Gerwig, comentó hoy que, en el cine, parece que «el paso de las mujeres a la edad adulta siempre tiene que validarse con una relación romántica» cuando «en la vida real no es así».
En un encuentro con los medios, entre ellos Efe, para la presentación de la película, la creadora explicó que quiso romper con esa tendencia narrativa cuando comenzó a escribir el guión de su filme.
La película ha tenido cinco candidaturas a los Oscar, entre ellas a mejor directora, galardón éste solo otorgado en una ocasión a una mujer desde que los premios se crearon en 1929.
La película sigue el día a día de Christine «Lady Bird» McPherson, una adolescente que atraviesa su último año de instituto en Sacramento (California, oeste de EEUU) en 2002, con todos los problemas asociados a esa edad, desde las audiciones para un musical a las dificultades de la cotidianeidad familiar y de la relación con su madre.
Bajo la dirección debutante de Gerwig sobresalen las actuaciones de Saoirse Ronan como lady Bird y de Laurie Metcalf como Marion McPherson, una enfermera que hace turnos dobles mientras intenta que su hija sea «la mejor versión que pueda de sí misma», pese a las diferencias entre ambas.
Lady Bird es «la chica chévere con la que querrías pasar la tarde», explicó Ronan de su personaje. Es esa chica que se tiñe el pelo de rosa y es capaz de cambiarse de nombre.
Para Ronan, encarnar este personaje ha sido «una gran responsabilidad» y un reto ya que cada día tenía que inventar a una persona que, a lo largo del filme, empieza a entender quién es.
A pesar de tener un arco narrativo de apariencia sencilla, la obra cuenta una historia que transciende de la rutina para entrar en el terreno nebuloso de las relaciones familiares y las dificultades a las que se enfrenta la clase media, así como la confusión todavía presente en un país sacudido por los atentados del 11-S.
Es relevante que la historia esté situada en 2002 -«un año que solo es emocionante por ser capicúa», opina lady Bird en la película- poco después de los atentados de septiembre de 2001 en EEUU y del comienzo de la invasión de Afganistán, así como también de la erosión de la clase media y la irrupción de internet.
La creadora introduce todos estos elementos de manera imperceptible, no tanto como una crítica sino como una exposición de los hechos «que afectaron a todo el mundo de maneras que apenas estamos empezando a comprender hoy», comentó.
En el centro de la historia se encuentra la relación entre madre e hija, eterno dilema lleno de contradicciones y emociones hiperbólicas, que se exacerban aún más por la tensión de vivir el último año de secundaria, que en Estados Unidos suele ser también el último en casa de los padres.
«Me parecía que hay una intensidad particular en ese último año porque es cuando todo termina de alguna forma -explicó la directora- Aunque nunca se deje de ser madre e hija, ese punto de ser adulto sin haber dejado de ser niño, ese principio de la separación lo hace todo mucho más difícil».
El filme es también una carta de amor a Sacramento, una ciudad que lady Bird detesta pero que la directora recuerda con cariño, ya que también es donde creció.
Ronan dijo en la presentación que Gerwig compartió detalles de su propia infancia en la capital californiana y quiso que todos sus actores hicieran lo mismo, para que incorporaran sus experiencias a la interpretación de sus personajes.
Además, prohibió los teléfonos móviles durante el rodaje, se aseguró de llegar al trabajo siempre una hora antes que el resto del equipo y se negó a delegar en la toma de decisiones: «si alguien hace algo sin mí, no sé cómo se ha construido, y si no sé cómo se ha construido, ¿cómo lo voy a arreglar?», argumentaba.