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Las abusadas mujeres dominicanas

De acuerdo a este trabajo de investigación, los mayores índices de abuso se registran en el sector rural de las regiones Norte y Sur del país, y sus más propensas víctimas se encuentran en el rango de edad de 15 a 29 años, o sea, las más jóvenes.  Dato interesante y a tomar en cuenta es que ni el nivel de ingresos ni el educativo resultan factores de protección.

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Cuando sale a la luz que el 68.8 por ciento de las mujeres dominicanas han sido abusadas a lo largo de su vida, y que el 80 por ciento, o sea, 4 de cada 5, son agredidas por sus parejas o ex parejas, se entiende, aún cuando no se justifique en lo absoluto, por qué en nuestro país resulta tan elevado el índice de los feminicidios y tan difícil revertir tan penosa situación.

No se trata de datos estimados, de cálculos al ojo por ciento.  Son cifras obtenidas a través del minucioso estudio llevado a cabo para elaborar la Primera Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres, realizado con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y que abarcó una muestra representativa de cuatro mil 83 mujeres en todo el territorio nacional, en edades de 15 años en adelante.

De acuerdo a este trabajo de investigación, los mayores índices de abuso se registran en el sector rural de las regiones Norte y Sur del país, y sus más propensas víctimas se encuentran en el rango de edad de 15 a 29 años, o sea, las más jóvenes.  Dato interesante y a tomar en cuenta es que ni el nivel de ingresos ni el educativo resultan factores de protección.

El estudio revela que los abusos contra las mujeres tienen lugar en todos los ámbitos, pasando desde el seno de la familia hasta los planos educativo, laboral, social y comunitario, manifestándose en el orden sexual, psicológico, económico y físico.  Fuera del hogar, en las prácticas abusivas de que es víctima figuran como autores los patrones, ejecutivos y compañeros de trabajo; profesores y alumnos; el grosero acoso verbal en las vías públicas y, como antes se señaló  ex parejas.

Se trata de todo un largo rosario de atropellos de la más diversa naturaleza a que está sometida la mujer en nuestro país y que convierten la vida de la mayoría en un calvario que va de menor a mayor, dependiendo de la frecuencia y el tipo de abuso.

¿Problema de torcida formación que arranca desde el seno familiar y por tradición arraigada le reserva a la mujer un papel de servil, callada, sufrida y obligada sumisión?  Material de estudio y evaluación sobre todo psicólogos, sociólogos y especialistas en la conducta, a fin de conformar nuevos patrones de comportamiento en los hombres, pero también en las mujeres a fin de romper ese esquema de enfermiza conformidad que lleva a que la gran mayoría se resigne a sufrir los abusos de que es víctima en vez de denunciarlos, lo que sin dudas contribuye a la elevada tasa de feminicidios.

Una tarea de años y seguramente más de una generación, que mientras se desarrolla hasta lograr desterrar la tendencia machista por un lado y la de resignado servilismo por el otro,  exige que la mujer abusada reciba la mayor protección consignada en la ley, cuya aplicación efectiva debe ser celosa misión de las autoridades encargadas de hacerla cumplir, y la justicia sancionar ejemplarmente a los infractores en los casos probados aún cuando la víctima retire la querella, situación que se da con  excesiva frecuencia.

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