Las buenas prácticas y políticas que deberían aplicar las instituciones públicas para evitar hackeo
Para gestionar y proteger las claves de las redes sociales de una institución pública de manera segura y evitar que sean comprometidas por hackers, es importante seguir una serie de procedimientos internos adecuados:
Políticas de contraseñas fuertes: Establecer una política de contraseñas que requiera el uso de combinaciones complejas, que incluyan letras, números y símbolos. Es importante cambiar estas contraseñas regularmente.
Almacenamiento seguro de contraseñas: Utilizar un gestor de contraseñas corporativo que permita almacenar y administrar de forma segura todas las contraseñas. Esto evita que se guarden en lugares inseguros como documentos de texto o correos electrónicos.
Autenticación de dos factores (2FA): Activar la autenticación de dos factores para todas las cuentas. Esto agrega una capa adicional de seguridad, ya que requiere un segundo método de verificación además de la contraseña.
Control de acceso: Limitar el acceso a las cuentas de redes sociales solo al personal necesario. Establecer roles y permisos para determinar quién puede publicar o cambiar configuraciones.
Registro y seguimiento de accesos: Mantener un registro de quién accede a las cuentas y cuándo. En caso de una actividad sospechosa, se puede actuar rápidamente.
Capacitación en seguridad informática: Proporcionar formación regular al personal sobre seguridad en línea y concienciar sobre las tácticas comunes de los hackers, como el phishing.
Planes de respuesta a incidentes: Desarrollar y mantener un plan de respuesta para casos de violaciones de seguridad. Esto incluye pasos a seguir en caso de que las cuentas sean comprometidas.
Auditorías de seguridad regulares: Realizar auditorías de seguridad periódicas para evaluar y mejorar las prácticas de seguridad.
Actualizaciones y parches de seguridad: Mantener todas las aplicaciones y sistemas operativos actualizados con los últimos parches de seguridad.
Uso de conexiones seguras: Evitar el uso de redes Wi-Fi públicas para acceder a las cuentas y utilizar conexiones seguras y cifradas.
Al seguir estos procedimientos, una institución pública puede reducir significativamente el riesgo de que sus cuentas de redes sociales sean comprometidas por actividades de hacking.