Llevo varios días preocupado por la democracia en nuestro país y por el futuro que le estamos dejando a las nuevas generaciones. Y, sobre todo, por los jóvenes que ejercerán por primera su derecho a votar.
Cada voto cuenta. Este es un principio fundamental que sustenta la esencia misma de una democracia, por lo tanto, la democracia requiere de todos. Visualicemos a la democracia como un músculo, si no se utiliza, se atrofia.
Si fomentamos la apatía y el desinterés de los ciudadanos en los procesos democráticos en los partidos, esa apatía será mañana una real amenaza: silenciosa, pequeña y constante, como una gota de cianuro que cae directamente sobre la democracia, por lo tanto, debemos cuidar y fortalecer nuestro sistema democrático. La ley de partidos, agrupaciones y movimientos políticos contempla en su artículo 46 la forma más democrática para la escogencia de los aspirantes a puestos electivos: las primarias.
La ciudadanía debe involucrarse activamente en las primarias para el fortalecimiento de su compromiso con la democracia y las libertades públicas que tanto ha costado a la sociedad.
Una Oportunidad Única:
Las primarias y convenciones de los partidos políticos son el mecanismo más idóneo de selección. Son reflejo del vigor y salud de nuestro sistema democrático. Estos mecanismos determinan quiénes serán los candidatos que competirán en las elecciones del 2024, y, por ende, quiénes serán nuestras futuras autoridades municipales y nuestros representantes en el poder legislativo.
En estas primarias y convenciones, cada voz es esencial. Son oportunidades únicas para que los ciudadanos influyan en el rumbo que tomará nuestro país en los años venideros. Y, aunque parezca un acto simple, el efecto acumulativo de estas decisiones modelará el futuro de nuestra nación.
En el pasado, hemos visto cómo la falta de participación ha llevado a candidaturas no representativas, decisiones apresuradas o agendas desalineadas con las necesidades reales del pueblo. No podemos permitirnos repetir estos errores en 2024.
Transformación desde la Base:
Es en el ámbito local, municipal y congresual, donde se gestan las transformaciones más profundas. Aquí se toman decisiones que afectan directamente nuestro día a día: seguridad, educación, salud, infraestructura. Es esencial, por tanto, que los ciudadanos se involucren activamente en la selección de quienes tomarán estas decisiones en su nombre, ya que sustituir el proceso de votaciones internas de los partidos para escoger candidatos por medio de encuestas en vez del voto universal de sus miembros tiene varias implicaciones para la democracia en una nación.
Vamos a explorar algunos puntos clave:
Centralización del poder y exclusión de la base: La elección de candidatos a través de encuestas puede concentrar el poder en manos de unos pocos que controlan la metodología, selección y ejecución de las encuestas. Esto puede excluir a la base del partido, que no tiene un papel activo en la selección de candidatos.
Menor participación y compromiso: Una de las principales características de los sistemas democráticos es la participación activa de los ciudadanos. Cuando se retira la posibilidad de votar por candidatos internos, puede haber un desinterés y desconexión de los miembros con su propio partido y de la ciudadanía, debilitando la vitalidad democrática dentro del mismo.
Legitimidad de los candidatos: Los candidatos seleccionados por encuestas pueden carecer de legitimidad interna, ya que no fueron elegidos directamente por los miembros del partido. Esto puede resultar en candidatos que no representen adecuadamente las preocupaciones y valores de la base del partido y de los simpatizantes.
Vulnerabilidad a manipulaciones: Las encuestas, dependiendo de cómo se diseñen y apliquen, pueden ser susceptibles a manipulaciones. Las preguntas pueden ser sesgadas, la muestra no representativa, o pueden ser interpretadas de maneras que favorezcan a ciertos candidatos o a intereses particulares.
Impacto en la competencia política: Las encuestas pueden llevar a una selección de candidatos sin apoyo en las bases o mediáticos, pero no necesariamente los más competentes o idóneos para un cargo. Esto puede afectar la calidad de la representación política en el congreso o la municipalidad.
Disminución de la responsabilidad política: En un sistema donde los candidatos son elegidos por el voto directo de los miembros, hay una clara responsabilidad del candidato hacia su base. Con las encuestas, esa relación directa puede diluirse, disminuyendo la responsabilidad del candidato ante los miembros del partido, lo que contribuye al transfuguismo por la poca identificación con el partido que representa.
Posible desconexión con la realidad: Las encuestas son una instantánea de un momento específico y pueden no captar tendencias emergentes o cambios de opinión que ocurran en el tiempo. Basar la selección de candidatos en encuestas puede llevar a decisiones que no estén en sintonía con las realidades y necesidades cambiantes de la base del partido o de la sociedad en general.
Aunque las encuestas pueden ofrecer una herramienta útil para entender las preferencias y opiniones de la población, sustituir completamente el proceso democrático de votaciones internas por encuestas tiene implicaciones significativas que pueden afectar la salud y calidad de la democracia en una nación.
El 2024 se perfila como un año crucial para nuestra democracia. Los desafíos que enfrentamos, tanto internos como externos, requieren de líderes comprometidos, capacitados y alineados con las necesidades de la ciudadanía.
Por ello, hago un llamado apasionado a cada ciudadano: involúcrate, informa, y, sobre todo, participa. No subestimes el poder de tu voz. No es solo un voto, es un mensaje, un mandato, un testimonio del tipo de país que queremos construir.
En el 2024, seamos protagonistas de nuestra historia, forjemos juntos un futuro más inclusivo, justo y democrático. Porque la democracia no es solo un sistema, es una responsabilidad y un compromiso que todos compartimos. ¡Participa y haz que tu voz resuene!