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Las Mariposas: El mejor homenaje

El horrendo crimen que segó la vida de las hermanas Mirabal así como la del chofer Rufino de la Cruz, ordenado por Trujillo, adquiere significación especial y dimensión de posteridad para honrar su memoria al haber escogido las Naciones Unidas el 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

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El horrendo crimen que segó la vida de las hermanas Mirabal así como la del chofer Rufino de la Cruz, ordenado por Trujillo, adquiere significación especial y dimensión de posteridad para honrar su memoria al haber escogido las Naciones Unidas el 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

Pudiéramos recrear una vez más el papel de las heroínas en la lucha por rescatar la dignidad y libertad del pueblo dominicano, pisoteadas por el tirano cuya desbordada vesania las convirtió en mártires. No faltará quienes merecidamente lo hicieron y continuarán haciéndolo en el futuro, como nosotros en ocasiones anteriores. Es justo para alimentar el recuerdo de las víctimas y su victimario.

Pero entendemos que el mejor homenaje que podemos rendir a las Mirabal es insistir una vez más en la necesidad de poner freno efectivo a esa dolorosa y vergonzosa sangría de los feminicidios, que el pasado año privaron de la vida a 158 mujeres y durante el presente ha seguido arrojando un elevado número.

Frente al penoso hecho de ser el tercer país de América Latina y el Caribe con la mayor cantidad de homicidios de mujeres, 3.6 por cada 100 mil habitantes, palidece todo tributo verbal dedicado a la memoria de las Mirabal. Y sobre todo, nos enfrenta a la frustrante realidad de que todas las campañas y esfuerzos desplegados hasta el presente, han sido inútiles para contener esta hemorragia de violencia machista y de violencia intrafamiliar que afecta a 3 de cada 5 hogares dominicanos y que cada año deposita en las fiscalías, decenas de miles de querellas.

¿Qué lecciones nos deja esta amarga realidad? ¿Qué experiencia han cosechado las autoridades de todos estos intentos fallidos? ¿Qué medidas correctivas piensan adoptar? ¿Cuál será la política a seguir en el futuro? O, definitivamente, ¿tendremos que resignarnos a seguir vistiendo de crecido luto la sombría estadística de mujeres asesinadas de año en año, en muchos casos como culminación a un previo y largo calvario de brutales abusos perpetrados impunemente por sus torturadores?

El Procurador General de la República está instando a las mujeres víctimas de la violencia a denunciar a los responsables. Más fácil decirlo que hacerlo. En no pocos casos, una herencia familiar de tolerancia hace que la mujer abusada se considere culpable y llegue al punto de justificar al agresor. En otros, prima el hecho de que quien atropella es el mismo que provee la subsistencia originando así una relación de dependencia económica que ata a la pareja (muy por lo común, una adolescente, madre prematura, que abandonó los estudios y carece de toda destreza laboral). Y no faltan las que, muchas veces por lamentables experiencias cercanas, temen que al denunciar al autor del atropello, termine siendo víctima de su posterior peor o fatal venganza.

Son estos y otros los muchos factores que inciden y que tendrían que ser tomados en cuenta al momento de diseñar una política integral que lleve al punto de que toda mujer abusada tome la decisión de acudir a la autoridad en reclamo de justicia y protección con la seguridad de recibir ambas de manera efectiva, así como desarrollar un amplio programa encaminado a repautar la conducta de quienes llevan a cabo los atropellos inspirados en una torcida cultura machista.

Es un camino largo y laborioso pero mientras no lo emprendamos el homenaje de palabra y recuerdo a las Mirabal adolecerá de real sustento y un penoso vacío.

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