REDACCIÓN.- El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, calificó como una escalada peligrosa los recientes ataques en la provincia rusa de Briansk, supuestamente realizados con misiles ATACMS de largo alcance suministrados a Ucrania. Durante una rueda de prensa tras la cumbre del G20 en Río de Janeiro, Lavrov subrayó que estos incidentes reflejan el creciente apoyo militar de Occidente a Kiev, con implicaciones potencialmente devastadoras para la seguridad global.
El peligro de los ATACMS
Los misiles balísticos ATACMS, con un alcance de hasta 300 kilómetros, representan una herramienta militar capaz de atacar profundamente en territorio ruso. Según Lavrov, su uso en Briansk es una señal inequívoca de que Ucrania está recibiendo asistencia directa de Estados Unidos. Aunque Washington aún no ha confirmado oficialmente su implicación, el ministro ruso insinuó que las acciones recientes no podrían haberse llevado a cabo sin su apoyo logístico y técnico.
«Es evidente que, al usar misiles ATACMS, se intenta provocar a Rusia y aumentar la tensión en el conflicto», afirmó Lavrov, quien además cuestionó si estas acciones son parte de una estrategia deliberada o un intento de tantear las respuestas del Kremlin.
Francia y el entrenamiento militar
Lavrov también denunció el papel activo de Francia en el conflicto. Señaló que el país europeo no solo ha entrenado a una brigada ucraniana de asalto en territorio francés, sino que también ha suministrado misiles SCALP, equivalentes al Storm Shadow británico. Para el diplomático ruso, esta participación refleja una implicación directa en las hostilidades. Además, criticó al presidente Emmanuel Macron, describiéndolo como uno de los líderes occidentales más abiertamente beligerantes hacia Rusia.
La doctrina nuclear de Rusia
En contraste con lo que describió como provocaciones occidentales, Lavrov reiteró el compromiso de Rusia con evitar una guerra nuclear. Destacó que la reciente actualización de la doctrina nuclear rusa, ratificada por el presidente Vladímir Putin, se centra en garantizar la seguridad nacional y disuadir conflictos a gran escala. Según Lavrov, este documento no introduce nuevos principios, sino que refuerza los lineamientos ya conocidos, similares a los de otras potencias nucleares como Estados Unidos.
«Estamos firmemente a favor de evitar cualquier tipo de confrontación nuclear, algo que hemos defendido desde la era soviética», aseguró.