Los Ángeles (EE.UU.).- «El rey», «el elegido», el sucesor de Michael Jordan. La trayectoria de LeBron James ha estado repleta de profecías y de adjetivos grandilocuentes, pero tras convertirse este martes en el máximo anotador de la historia ya nadie puede dudar de que es un digno merecedor del trono de la NBA.
Continuarán las discusiones sobre si el mejor de todos los tiempos es LeBron o Michael Jordan en un debate en el que ninguno de los dos bandos dará su brazo a torcer.
Pero superar la legendaria marca de puntos totales de Kareem Abdul-Jabbar, vigente desde 1989, le garantiza a LeBron un lugar en la eternidad de la NBA.
En un deporte como el baloncesto obsesionado con las estadísticas, dos marcas históricas parecían casi inalcanzables: los 100 puntos de Wilt Chamberlain en un solo partido y el récord de 38.387 puntos acumulado por Abdul-Jabbar.
Todo apunta que en el algún momento caerá el registro de Chamberlain -especialmente con la explosión ofensiva de la NBA en los últimos años-, pero para destronar a Abdul-Jabbar hacía falta no solo un día perfecto sino una carrera mayúscula y al alcance exclusivamente de los tocados por los dioses.
DE CLEVELAND A MIAMI
Ambición, longevidad y espíritu competitivo.
Esas tres cualidades (elevadas a la enésima potencia) han modelado la carrera de LeBron Raymone James (Akron, EE.UU., 1984).
Desde su etapa en el instituto St. Vincent-St. Mary High School ya circulaban rumores por los corrillos de la NBA sobre un chico de Ohio con unas cualidades excepcionales y un físico privilegiado que amenazaba con hacer temblar el mundo del baloncesto.
Una inolvidable portada de la revista Sports Illustrated en 2002 alimentó aún más las expectativas con un titular que le ha acompañado toda su trayectoria: «El elegido».
LeBron se saltó la etapa universitaria y se lanzó de cabeza a la NBA, donde fue elegido en el número del draft de 2003 por los Cleveland Cavaliers.
Con 2,06 metros de estatura y 113 kilos, su impacto en el equipo de su estado natal fue inmediato.
LeBron fue novato del año en su aterrizaje en la NBA, llevó a los Cavaliers a los playoffs en su tercera temporada y en el curso 2006-2007 les clasificó para las Finales, donde cayeron por 4-0 ante los emblemáticos San Antonio Spurs de Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker.
Ganador del MVP en 2009 y 2010, LeBron dejó Cleveland justamente en 2010 camino de los Miami Heat, una decisión anunciada en un controvertido programa de televisión en directo tras meses de interminables rumores.
En Miami encontró un equipo mucho más potente que en Cleveland y formó un trío fantástico junto a Dwayne Wade y Chris Bosh.
De los logros individuales pasó a los colectivos: en Miami disputó cuatro Finales consecutivas, ganó sus dos primeros anillos (2012 y 2013) y logró dos MVP más (2012 y 2013).
EL REGRESO A CASA
Tal vez el giro que mejor explica el legado deportivo de LeBron sea su vuelta en 2014 a casa, a Cleveland, después de que en su salida a Miami fuera tildado de traidor.
Tenía una misión entre ceja y ceja: darle a los Cavaliers su primer título de la NBA.
Pero delante apareció un rival formidable: los Golden State Warriors de Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green -y Kevin Durant durante unos años-.
LeBron, con ayuda de un jovencísimo Kyrie Irving, se echó el equipo a la espalda y llegó a cuatro Finales consecutivas contra los Warriors (2015-2018).
Golden State se llevó tres de ellas, pero LeBron consiguió su objetivo en la de 2016 con un impresionante séptimo partido fuera de casa -y un taponazo a Andre Iguodala en el desenlace- que pasó a la historia de la liga (los Cavaliers remontaron un 3-1 en contra).
LeBron hizo las maletas en 2018 y fichó por Los Angeles Lakers, que ansiaban un líder tras la retirada de Kobe Bryant y con quienes ganó el anillo de la ‘burbuja’ en 2020 (cuarto título de LeBron y último hasta el momento).
Pero en la ciudad californiana también vivió el enorme fracaso de 2022, cuando se quedó fuera de los playoffs un equipo en el que aparecían, además de LeBron, figuras como Anthony Davis, Russell Westbrook, Carmelo Anthony, Dwight Howard, Rajon Rondo, etc.
INCANSABLE COMPETIDOR
Con 38 años y en su vigésima temporada en la liga, LeBron sigue desafiando el paso del tiempo y está promediando en los Lakers unos fabulosos 30 puntos, 8,5 rebotes y 7,1 asistencias por encuentro.
Como comparación y también como prueba de su extrema longevidad -presta muchísima atención al cuidado de su cuerpo-, las estadísticas de toda su carrera son de 27,2 puntos, 7,5 rebotes y 7,3 asistencias.
Además de su corona como máximo anotador, LeBron es también el cuarto jugador con más asistencias en la historia de la NBA pese a no ser un base y el trigesimosegundo con más rebotes aunque no es un pívot.
A lo largo de su carrera ha mostrado un espíritu competitivo feroz que también le llevó a ganar dos medallas de oro olímpicas (Pekín 2008, Londres 2012).
Incluso en los amistosos va a morder, tanto que en los últimos cinco partidos del All-Star, los cinco primeros desde que se eliminó el formato Este-Oeste, el equipo capitaneado por LeBron ha ganado el partido de las estrellas.
Considerado en los últimos años como uno de los faros de la liga en temas políticos y sociales, especialmente en la lucha contra el racismo, LeBron también ha triunfado en el mundo de los negocios.
Así, la revista Forbes le situó el año pasado en el número dos de su lista de los deportistas con más ingresos solo por detrás de Leo Messi con unos 121 millones de dólares.
Dos tercios de esos ingresos fueron por patrocinadores como Nike o por sus intereses fuera del baloncesto como su entrada en Hollywood, donde, por ejemplo, protagonizó y produjo la película «Space Jam: A New Legacy» (2021).
LeBron ha asegurado que pretende seguir jugando algunos años más en la NBA por lo que su récord como máximo anotador continuará creciendo y creciendo.
Pero su meta final en la NBA, y que resume perfectamente esa combinación de ambición, longevidad y espíritu competitivo, es su deseo de coincidir en el futuro en la liga con su hijo Bronny James, que ahora tiene 18 años.