A propósito del Día Mundial del Libro fijado por la UNESCO en 1995 porque justo un 23 de abril, murieron tres grandes de la literatura universal: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, recordamos los muchos beneficios de la lectura. Para algunos, leer es un pasatiempo o hobbie, para otros una obligación y hay un grupo que se deleita al nutrir la psique con un libro.
Leer favorece la concentración y la empatía, alimenta la imaginación, nos hace volar de un lugar a otro, de una epoca a otra, nos educa, aumenta el acervo cultural y se considera un beneficioso ejercicio mental.
Quiza para muchos, como lo fue para mi, la llegada de la pandemia también atacó el hábito de la lectura.
Nos movió a consumir más las redes sociales, las plataformas de contenido digital o streaming, agobiados por la embestida de informaciones y -desinformaciones- sobre el covid, el pánico, incertidumbre, etc., que tuvimos que refugiarnos en la Tecnologia multimedia para desconectarnos por momentos y allí pillamos de todo.
Porque esa tranquilidad , ese desapego momentáneo del presente, esa quietud tan necesarias para conectar con el alma de los relatos, hechos o vivir las historias que nos regalan los libros, era imposible de lograr.
Aun andamos heridos, la pandemia sigue su curso ( aunque estemos mejor enterados para combatirla) nuestra resiliencia en continua prueba, hay que empeñarse y seguir, y no desenchufarnos de una buena lectura, porque como dice el ex ministro y catedrático español de filosofía de la Universidad de Madrid, Angel Gabilondo “el acto de leer forma parte del acto de vivir”.
Gracias a los escritores, novelistas, ensayistas, poetas, historiadores, periodistas, todos aquellos que a traves de un libro han creado, recreado y transformado.
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