En condiciones normales, cuando todo marcha por el librito, acorde a lo deseado y con mecanismos para quitar las piedras del camino, cualquiera es un líder estupendo, conductor brillante, inteligente, certero, pero cuando el panorama se complica, surgen los verdaderos intereses ¿personales o nacionales? Los líderes tienden a desnudarse; algunos pierden el rumbo y comienzan a lanzar flechas en todas direcciones, intentando justificar y salir sano y salvo.
¿Qué está sucediendo con Leonel Fernández?
Es presidente del PLD y fue precandidato a presidente de la República en las primarias. Fue derrotado; no lo acepta. Ahora es “juez y parte”. Le resulta difícil manejar el partido con objetividad, desvinculando su condición de presidente de este, del rol de candidato derrotado. Se resiste a perder; utiliza el partido como escudo, confunde y puede destruirlo, olvidando que el candidato ganador es del partido.
¿Quién defiende al ganador, Gonzalo Castillo? No hay partido que lo haga. El presidente del PLD, Leonel, lo maneja como a Funglode, como su propiedad; lo agarró para defenderse, cubrirse. Ha dejado a Gonzalo sin defensa. Parecería estar dispuesto a llevarse el partido a otro escenario, buscando ser presidente de la república por cuarto periodo y sin importarle las consecuencias. Oh Dios!
Este aturdimiento de Leonel, esta pasión desbordada, es preocupante. Atenta contra la democracia y paz social. Este fuego que ha iniciado en el partido, lo están aprovechando dirigentes de otras organizaciones para “tirarle más leña” y desprestigiarlo. Están presentando a Leonel como uno que contradice su imagen de conciliador, que ha trascendido a otras latitudes. La vulnerable situación del país, no permite esos juegos del poder; como líder, la población espera que actúe con la cabeza fría y los pies de plomo.
El pueblo observa y analiza. Las actitudes de los Vinchos, Roberto Rosario, ex presidente de la JCE, los que hablan de llevarlo en una coalición y hasta insinuaciones del candidato del principal partido opositor, son cáscaras para que siga resbalando, “ganchos” para acabar de dividir el PLD, profundizando las heridas. De esa manera, cada uno coge un pedazo del pastel y alimenta su organización.
¡Despierta, Leonel! , serénate. El Estado no te venció; lo constituyó el PLD que diriges y ha sido determinante en la decisión de la población; ayudaría que de oportunidad a otro para que lo preside. La vulnerable situación del país, no resiste esos juegos del poder y debemos pensar en la nación como un todo; como líder de fuste debe estar consciente de eso.
Leonel, enciérrate, solo, frente a una foto de Bosch, lejos de los asesores que hoy se han puesto a tu lado, repasa los principios, las lecciones del profesor; piensa que otras agrupaciones están sacando ventajas y aunque tu sabe conceptualizar, otros saben actuar y aprovechar; recuerda que la mayoría no está metida en esta turbulencia pero cree en Dios.
Leonel, con firmeza y coraje, acepta tu derrota en las primarias; la vida sigue y por alguna vía se buscará lo mejor para la nación. Pero te sugiero, facilitar el proceso, olvidando las apetencias personales y apoyando las institucionales. No destruya el partido; es el momento de dar ejemplo de tu grandeza, desprendimiento y amor por la patria.! ¡No tire tus méritos al zafacón! Piensa en la unidad del partido, tu paz interior y en devolverle la tranquilidad a la nación.