Devórame otra vez, es el título de una salsa puertorriqueña, la cual viene a cuenta con la situación política y de poder del Presidente Fernández. Decía en New York, que su Partido ganaría en primera vuelta, aunque nunca menciono, en su facundia, el nombre del candidato Medina.
Lucia pusilánime frente a la envestida del Danilismo. Demostraba su incapacidad de reaccionar frente al embiste y el ataque preventivo, provocado con la selección de su mujer como candidata a la Vice Presidencia, junto al hombre que destrozó el liderato de su marido. Parecía resignado y abandonado en su propio Partido. Sus declaraciones simulaban venir de una catacumba donde habita un fantasma que, antes, rugía y rugía.
Eran estas declaraciones un trance difícil para sus seguidores, pues representaban la liquidación, sin remedio, de todo su liderato. Ya que de resultar reelecto Danilo Medina, significaba su final a lo interno del Partido de Liberación Dominicana. Desandaba Leonel Fernández, o había caído en una depresión política irreversible, al aplicar, sin anestesia, este analgésico tan invasivo a sus colaboradores.
Perdía de vista, el Presidente Fernández, el alcance político, el recorrido electoral y el calado emocional de sus declaraciones, cuando es el reinado de Danilo, el que ha puesto en desbanda a la escudería de Leonel. Fruto de su fobia social y política es que dirigentes importantes de su rebaño, permanecen en marginalidad política y electoral. Víctor Días Rúa, Melanio Paredes, Freddy Pérez, Franklin Almeyda, por citar algunos casos.
Tiene Leonel Fernández, una obra de Gobierno, fecunda o miserable, pero es su impronta. Jamás debería dejarla en abandono. Leonel, más que provocar compasión, debería reivindicar su trabajo político en la consolidación del Partido, como una de las formaciones políticas más importantes del País. Debería promover con satisfacción sus 12 años de Gobierno, con los cuales el partido pudo retener el poder en varios procesos electorales.
Carece, por lo visto, el Presidente del Partido de Gobierno, de las herramientas, de los mecanismos y de los recursos políticos para interactuar con este nuevo esquema de poder. Donde está escribiendo, con su desidia política, el drama trágico de un Príncipe Danilo que destrona al Rey Leonel.
Lamentamos que Leonel Fernández siga equivocado, en su percepción y conceptualización del momento político que vive el País. Las ideas políticas se piensan y las creencias se viven. Ningún político que se respete, después de Gobernar 12 años, se deja vencer por creencias inducidas.