BEIRUT.- El Líbano registró su primer caso de cólera en casi tres décadas en el distrito septentrional de Akkar, en la frontera con Siria, país donde hace alrededor de un mes se declaró el estallido de un brote de esta enfermedad, informó este jueves el Gobierno libanés.
“El 5 de octubre se detectó en el Líbano, en Akkar, el primer caso de cólera; el enfermo está estable y recibe tratamiento en un hospital. Cabe señalar que este es el primer caso en el Líbano desde 1993, fecha del último brote de cólera en el país», anunció el Ministerio de Salud Pública en un comunicado.
Akkar acoge a cerca de 104.000 personas que huyeron del conflicto en la vecina Siria, una comunidad que se estima conformaría casi un tercio de la población total del distrito, pese a que el Líbano no ha realizado ningún censo de forma reciente, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Muchos de estos refugiados viven en asentamientos informales con pocas posibilidades de acceso a fuentes de agua limpia, especialmente en medio de la grave crisis económica que sufre el Líbano desde finales de 2019 y que afecta con especial fuerza a la comunidad siria residente en el país mediterráneo.
Desde la declaración de un brote de cólera en Siria el pasado 10 de septiembre hasta finales de la semana, se han detectado más de 10.000 casos sospechosos de la enfermedad en 13 de las 14 provincias del país árabe, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La gran mayoría de los casos se concentran en cuatro demarcaciones administrativas del norte y este de la conflictiva nación, incluidos al menos 22 registrados en abarrotados campamentos y asentamientos para personas desplazadas.
Así las cosas, el ministro libanés de Salud Pública, Firass Abiad, presidió hoy una reunión de coordinación con diferentes actores del sector y presentó un plan de respuesta al cólera en el territorio libanés, preparado en colaboración con las agencias de la ONU, dijo el departamento que encabeza en su nota.
A principios de verano, ya apareció un brote de hepatitis A en la ciudad de Trípoli, en el norte del país mediterráneo, coincidiendo con los habituales problemas estivales en la distribución de agua corriente a los hogares y una inexistencia de vacunas contra la enfermedad en el marco de la crisis económica.