Liborio (Dios Olivorio o Papá Liborio) después de seis años siendo perseguido murió en 1922 a manos de tropas encabezadas por oficiales del United States Marine Corps, cuyo jefe lo fue Gregon Williams, uno de los instructores de Trujillo en la guardia nacional y quien lo visitaría durante la Segunda Guerra Mundial. Fallecía así un líder popular, curandero y adivino de la región de San Juan de la Maguana y la más importante figura de la religiosidad popular que ha tenido el país, tanto así que los campesinos le atribuyeron la responsabilidad de haber logrado con un tiro de escopeta la desaparición del cometa Halley en 1910. Liborio auspiciaba el amor libre entre sus adeptos estimulándolos con el grito: “Manto arriba y cayuco en mano”.
Liborio ayudó a los gavilleros haitianos, denominados “cacos”, en su lucha contra los infantes de la marina. El 9 de junio de 1919 un oficial norteamericano reportaba “que el bandido dominicano está a la cabeza de 700 bandidos haitianos y dominicanos en la región de Veladero y opera bajo las órdenes de Charlemagne Péralte, el líder de los “cacos haitianos”. El apellido de Péralte es probable que derive de Peralta, lo que indicaría una posible ascendencia dominicana. Sabemos que Péralte leía el español pues cuando fue muerto por los americanos en su cuerpo fue encontrada una oración impresa en español, dirigida “al gran poder de Dios” y evidentemente de origen dominicano. Esto significa que el líder mesiánico dominicano peleó contra los norteamericanos no solo en su propio país sino también en el vecino y junto con el líder de los gavilleros haitianos.
Pero el liborismo no desaparecería con la muerte de su carismático líder. En 1938 en plena dictadura de Trujillo el cura párroco de Las Matas de Farfán, Bánica y El Cercado, se quejó ante el gobierno de que “numerosas personas en las regiones de su jurisdicción se dedican a prácticas liboristas”. El gobierno instruyó que se suprimirían las “prácticas inmorales denunciadas”.
Diecinueve meses después de desaparecida la dictadura de Trujillo el culto a Liborio que se había mantenido muy oculto floreció en la zona, dando lugar a los trágicos acontecimientos de Palma Sola, donde murieron decenas de sus adeptos encabezados por “Los Mellizos”.
Eso sí, por más documentación probatoria de la muerte de Liborio que aparezca, muchos liboristas de la zona seguirán cantando:
“Dicen que Liborio ha muerto, ay, ay, ay;
Liborio no ha muerto ná, ay, ay, ay;
Liborio está en la Maguana, ay, ay, ay;
Comiendo batata asá, ay, ay, ay;”
“Dicen que Liborio ha muerto, ay, ay, ay;
Liborio no ha muerto ná, ay, ay, ay;
Lo que pasa con Liborio, ay, ay, ay;
Es que no come pendejá, ay, ay, ay”.
Y si acaso usted no cree que la leyenda sobre Liborio se mantiene, y este año se cumplieron 100 años de su muerte, dese una vuelta, al norte de San Juan de la Maguana, por el santuario de “La Agüita de Liborio” con sus velas y peregrinajes.
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