Hay detalles que siempre hacen ver con sospechas algunas licitaciones para compras por entidades estatales.
Una es declarar de urgencia o emergencia la adquisición de cualquier insumo que con un mínimo de destreza gerencial se sabe cuándo y cuánto hará falta, como por ejemplo los seguros, el material de oficina gastable o, en el caso de una central generadora termoeléctrica, su combustible, sea gas, fuel oil o carbón.
En este último caso, comprar de urgencia o emergencia facilita la corrupción, pues puede salir tan caro o más que comprar en el mercado spot, aparte de que el transporte no programado también es mucho mas caro. Un solo embarque de carbón comprado de urgencia, puede significar muchísimos más millones de dólares pagados de más que todos los pesos de los sueldos eléctricos denunciados como escandalosos.
Quizás tanto amaraco mediático por salarios —infamia usada anteriormente— solo sirve para desviar la atención de problemas reales y gravísimos.
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