Un cordial saludo a todos mi queridos lectores.
Me conto un amigo mío, que estaba dando una charla a un grupo de profesionales, y le hicieron esta pregunta: ¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida?
Yo como ingeniero civil que soy, sabía que los asistentes querían escuchar anécdotas sobre mi trabajo, entonces le respondí. Lo más importante que hecho en mi vida, tuvo lugar en 4 de Febrero de 2011. Comencé aquella mañana hermosa jugando al golf con un amigo mío que no lo veía hacia algún tiempo. Entre jugada y jugada me dijo que él y su esposa habían tenido un hijo hacía un mes.
Mientras jugábamos, llego el padre de mi amigo, que le dijo que a su hijo lo habían lo habían llevado al hospital. En un instante, mi amigo se subió al automóvil de su papa y se marchó. Yo, por que quede perplejo sin saber qué hacer. ¿Seguir a mi amigo al hospital? Mi presencia allí no iba a servir de nada, pues no era médico, nada que yo hiciera iba a cambiar la situación. ¿Brindarle mi apoyo moral? Tanto el cómo su esposa venían de familia y sin dudarlo estuvieran rodeados de muchos familiares que les ofrecían el apoyo necesario sin estorbar. Así es que decidí ir más tarde al hospital a brindarle mi apoyo. Al arrancar mi auto vi que mi amigo había dejado su auto con las llaves puestas estacionado junto a las canchas de golf. Decidí entonces cerrar su auto, y llevarle las llaves a mi amigo a la sala de espera que estaba llena de familiares. No tardo en presentarse el medico comunicándole que su niño había fallecido. Al verme mi amigo y su esposa se abrazaron a mí y me dijeron: Gracias por estar aquí. Durante toda la mañana me mantuve sentado mirando a mi amigo y su esposa sostener en sus brazos a su bebe y despedirse de él. Esto es lo más importante que he hecho en mi vida, aquella experiencia me dejo tres enseñanzas.
Primera: Lo más importante que he hecho en la vida ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo racional que aprendí en la universidad en los estudios para mi carrera, me ayudo en tales momentos. A dos personas les sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer sin decirles nada, fue acompañarlos y esperar.
Segunda: Aprendí que al aprender a pensar, casi me olvido de sentir.
Tercera y última: Aprendí que la vida puede cambiar de un instante a otro.
Así pues, hacemos grandes planes y concebimos nuestro futuro como algo real, olvidamos que perder el empleo, sufrir una enfermedad o un accidente, y muchas otras cosas más, pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.
Por eso doy infinitas gracias a Dios por lo que me da sin a veces merecerlo.
Termino con esta lectura tomada de la 2da. Carta de San Pablo a los Corintos, Capitulo 12, Versículo 9, que dice: “Te basta mi gracia, ya que mi poder se manifiesta en la debilidad”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.