Si Danilo Medina tiene interés, como parece, en que este país salga adelante con lo mejor que tiene (sus tierras productivas, generosas metro a metro), es muy sencillo: que gire hacia el Caribe, prodigioso archipiélago de más de 30 millones de seres en islas grandes, medianas y pequeñas que consumen todo lo que se les ofrezca. Que les tienda la mano abierta, igualitaria, sin reservas, recelos ni prejuicios (porque también somos Caribe y procedemos de las mismas desventuras). Para empezar a ser potencia comercial caribeña sólo necesitamos dos cosas: buena voluntad y un barco. Nada más.