Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Hoy quiero compartir con ustedes una carta que le escribió un joven Dios y así aprendemos a valorar lo que tenemos.
Un joven se quejaba a Dios y le decía:
Señor, tú me has hecho pobre, mientras a los demás le has dado mucho y a mí no me has nada .
Un viejo, que escuchaba sus quejas, le dijo.
¿Eres tan pobre como crees? ¿No te ha dado juventud y salud?
Si es verdad, y me siento muy orgulloso de ello, le dijo el joven.
Entonces tomó la mano del joven y le dijo.
Si te diera mil dólares, ¿Te dejarías cortar la mano derecha?
¡Ni hablar de eso, respondió el joven!
¿Y la izquierda?
¡Tampoco respondió el joven!
¿Y si diese un millón de dólares, prescindiría de tu vista?
¡No lo permita Dios! Ni por una fortuna daría mis ojos.
Entonces, ¿De qué te quejas? Le dijo el viejo al joven. ¿No ves la inmensa riqueza que Dios te ha regalado? Pues vete, y no seas desagradecido.
Eso le digo yo a los padres cuando doy las charlas bautismales, me venderías a tu hija o hijo por un millón de dólares, entonces tú eres millonario y no lo sabes.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.