A estas alturas de poco valen consejos, Leonel Fernández a hecho sus maletas para marcharse del PLD y redefinir su futuro político, lo que evidentemente era su plan, sino lograba la candidatura presidencial de la principal maquinaria política del país. Ha pretextado unos alegatos de fraude, que aparte de sus seguidores, no han calado en sectores de gran peso e influencia como el de las organizaciones empresariales, las iglesias y líderes de opinión, que han cerrado filas en apoyo de la Junta Central Electoral.
A pesar de haber alcanzado más de 800 mil votos en las primarias, perdiendo de Gonzalo Castillo que superó los 900 mil, la pregunta del millón es ¿con qué respaldos contará a partir del momento en que su dos pies estén fuera de la plataforma que lo llevó en tres ocasiones a la presidencia de la República?
El apoyo que recibió en las primarias hay que segmentarlo para tener una idea de quiénes pudieran seguirles los pasos.
Su primer núcleo de apoyo lo representan peledeístas que ocuparon posiciones gubernamentales en sus administraciones, y que han venido haciendo vida política en su cercanía desde mucho antes de que él consolidara un liderazgo nacional. A ese núcleo duro se añaden personas que a nivel nacional fueron distinguidas o favorecidas por acciones de sus gobiernos.
El único obstáculo es que a ese colectivo pertenecen los leonelistas ganadores de candidaturas, que se sabía que era muy difícil se arriesgaran a sacrificar sus posibilidades en el PLD para irse a aventurar por una fuerza desconocida , por lo que hábilmente se adelantó quienes estén en esa condición no se irán.
Leonel y todos los aspirantes con posibilidades de triunfo, albergan el respaldo a las expectativas de poder, ese es un endoso muy voluble porque en la medida en que no se tiene las posibilidades de la candidatura por un partido fuerte, no es una opción con posibilidades reales, entonces se produce una mudanza paulatina hacia quienes encarnan las mayores posibilidades.
Otro componente fue el voto ocioso de los perremeístas, partido con 1.3 millones de empadronados, y apenas 300 mil votaron en su casilla, más con un porcentaje de simpatizantes que concurrieron a las primarias pero no estaban en el padrón, en ambas situaciones aprovecharon su presencia en el proceso para hacer sentir un voto antigubernamental. Esos votantes regresan a su simpatía original.
Entre esos apoyos también contar el de peledeístas inconformes o con cuestionamientos, pero apegados al partido donde han militado toda la vida, que difícilmente se decidan a abandonarlo aunque lo hubiesen preferido como candidato presidencial.
Su apoyo inmediato es el de un conjunto de pequeños partidos para los que una eventual candidatura de Leonel Fernández, en caso de que el Tribunal Constitucional se pronuncie contra la disposición de ley que lo prohíbe, o de Margarita Cedeño, representa una tabla de salvación porque estaban propensos a la desaparición con las nuevas regulaciones de partidos y régimen electoral.
De todas formas, el expresidente Fernández, con su salida del Partido de la Liberación Dominicana está conminado a la formación de un nuevo partido político o a la adquisición de una de las franquicias reconocidas, aunque cambie el nombre para el de La Fuerza del Pueblo, que en las siglas también es Leonel Fernández Presidente, aventura en la que solo Juan Bosch pudo llevar a cabo con éxito en tiempos en que la política se nutría de componentes ideológicos.