Los centros de atención primaria

¡Lástima que frente a la oportunidad de reorientar nuestro tradicional y en gran medida obsoleto, costoso y cuestionable sistema de salud curativa por modernos y más eficientes caminos de avanzada,  los intereses creados se conviertan en un obstáculo predominante e insuperable¡

Después de tantas vueltas y revueltas con el tema de los centros de Atención Primaria ahora es que nos venimos a enterar que el sistema de la Seguridad Social del cual se entiende que constituyen una pieza esencial, no dispone de fondos suficientes para desarrollarlos.

La información fue ofrecida por el Ministro de Trabajo, Winston  Santos, a quien por razón de su cargo le corresponde desempeñar la presidencia del Consejo Nacional de la Seguridad Social, que es su organismo rector,  encargado de aplicar y reglamentar la ley, la que dista mucho de haberse implementado en su totalidad, por cuanto hay artículos y derechos a favor de los afiliados que aún no se han puesto en vigencia pese al tiempo transcurrido desde su promulgación.

¿Por qué es importante el desarrollo de los centros de Atención Primaria? Según las amplias explicaciones ofrecidas por los funcionarios del Departamento de Información y Defensoría de los Afiliados a la Seguridad Social que hemos consultado y el experto Arismendi Díaz Santana, quien fue el principal arquitecto del sistema y su primer Gerente General, lo es tanto para los afiliados como para el sistema.

Para los asegurados porque supone acercar la prevención y las atenciones inmediatas de salud a los mismos, ya que dichos centros están supuestos a ser instalados en la comunidad barrial a la que servirían, dando cobertura a un promedio de seiscientas familias.  Esa integración sería también del personal de atención, médico, enfermera y un promotor de salud que brindaría consejos sobre las medidas sanitarias a adoptar para evitar el contagio de enfermedades, y le daría posterior y continuo seguimiento a su observancia.

De ese modo se estima, en base a la experiencia registrada en otros países donde se ha desarrollado el modelo, que alrededor de un ochenta por ciento de las enfermedades pudieran ser atendidas y resueltas a ese nivel primario, por lo que en adelante las personas aquejadas de alguna dolencia que no ofrezca peligro de complicaciones no tendría que acudir a los hospitales y abarrotar como ocurre al presente, las emergencias y salas de espera para consultas como al presente hasta por un simple estado gripal.

Lógicamente esto implica disponer del equipamiento indispensable y designar médicos y enfermeras dotados de la capacidad necesaria para identificar los síntomas y el nivel de gravedad que presente un paciente requerido de asistencia mayor para brindarle las atenciones requeridas, y de igual modo contar con promotores de salud debidamente preparados para ejercer su labor.  El personal tendría que se escogido por su grado de competencia y dedicación, excluyendo toda posibilidad  de utilizar las plazas para satisfacer compromisos de clientelismo político.

A más del incuestionable beneficio a la salud al brindar atención inmediata  y al clima de sanidad ambiental, de la instalación de los centros se derivarían otros importantes beneficios.

Por un lado los asegurados ahorrarían tiempo de traslado y espera en las emergencias y consultas hospitalarias, gasto en transporte y el copago con que por lo general tienen que cubrir el costo de las consultas con los especialistas, dado la baja, casi ridícula, tarifa de honorarios con que estos  son retribuidos por el sistema.

Por otro,  el ahorro para el propio sistema al convertirse los centros en promotores de la salud preventiva se traduciría en mucho menores costos de hospitalización y atenciones que conllevan las atenciones curativas al mejorar los niveles de salud de la población resultaría tan significativo que mas que compensar posiblemente superaría los 500 ó 600 millones de pesos mensuales que según el ministro de Trabajo conllevaría la operación de los Centros, lo que por otra parte no parece una suma imposible de acoger en un proyecto de presupuesto sin precedentes que para el 2020 rozaría el billón de pesos. Esto lógicamente partiendo del requisito indispensable de que el sistema opere con criterio exclusivamente profesional y técnico, al margen de toda intromisión de politiquería.

¡Lástima que frente a la oportunidad de reorientar nuestro tradicional y en gran medida obsoleto, costoso y cuestionable sistema de salud curativa por modernos y más eficientes caminos de avanzada,  los intereses creados se conviertan en un obstáculo predominante e insuperable¡