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Los desechos al zafacón

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Los humanos estamos acostumbrados a lanzar al zafacón los desechos de las cosas que no deseamos al vencer su vida útil. Estos desperdicios, es decir basura, la retiramos de nuestros hogares, para evitar cualquier tipo de contaminación.

Sin embargo,  ahora aquí existen desechos en la política, que son individuos que se reciclan a sí mismo, y se transforman en figuras “apetecibles” de los partidos, lo que constituye un craso error, porque éstos en vez de sumar lo que hacen es restar simpatía a los que lo acogen.

Es una actitud errónea que tendría un costo político lamentable, recoger a personas que han sido extrañadas de otros partidos, por su calidad de tránsfuga, e irrespetuosos de la confianza que se les prodigó durante el tiempo que militaron en la organización política que ahora abandonan a cambio de intereses mezquinos.

¿Qué podría aportar a un partido, una figura que se ha caracterizado por ser un impenitente tránsfuga y corrupto? ¿Sumará o restará al partido que lo acoja?

Estos individuos, que son conocidos por el pueblo no aportan absolutamente nada que incida en el crecimiento de la militancia de un determinado partido político. Los que deciden con el destino de los partidos y sus candidatos es el pueblo, no los tránsfugas corruptos.

Estos señores que se ufanan en tener influencia política en sectores de la sociedad, son simples soñadores y se  jactan de su supuesto carisma e influencia en la población,  pero eso carece de veracidad. Y en el supuesto de que sea así, de que atraigan algunos simpatizantes hacia determinados partidos, esto tendría muy poca incidencia en los resultados de una contienda electoral, y en  el mejor de los casos, ridícula y risible.

Los desechos, tienen su destino asegurado, el zafacón. La basura se lanza al mar o se incinera. Lo único que hace la basura es contaminar el ambiente y producir enfermedad.

El partido que recoge desechos corre el riesgo de contaminarse y recibir el rechazo de los electores que no son tontos, como muchos creen.

Y lo peor de todo es ver como algunos de los candidatos presidenciales de partidos políticos aparecen juntos a figuras que forman parte del zafacón de desechos. Los tránsfugas, que no respetan su militancia, no son confiables.

Lo ideal de un partido político es nutrirse de ciudadanos honestos, responsables, transparentes y conocidos por el pueblo, que inspiren, respeto, confianza y no rechazo de parte de la población.

Además  los partidos tienen que tomar en cuenta que muchas personas desfasadas y cuestionadas, que ahora aparecen en cuadros políticos, ya les pasó su cuarto de hora en el quehacer  político dominicano. Ni siquiera califican para lanzarlos al zafacón de la historia.

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