Según la Biblia, Dios pasará factura a la humanidad por haber provocado el cambio climático por la violación de leyes naturales por parte de los hombres, que destruyen el ecosistema, para satisfacer sus intereses económicos, siendo los responsables de afectar la capa de ozono que nos protege de la inclemencia de los rayos solares.
Esa situación conspira contra el ecosistema y por ende, con nuestra salud física, económica y espiritual. El mundo observa con estupor los cambios climáticos que se vienen acelerando en este siglo que estamos viviendo, que en lugar de beneficiarnos, nos perjudica. Detrás del cambio climático aparecen pestes como el Dengue, el virus Zika, el Cólera, el Ébola y la tuberculosis, entre otras.
¿Qué ha ocurrido en nuestro país? La deforestación descontrolada, con la tala de árboles, en las cabeceras de nuestras más importantes fuentes hídricas, que ha estado a la orden del día; nuestros bosques en la zona fronteriza y en otros lugares, prácticamente han desaparecido, muchos ríos han corrido con la misma suerte y otros están altamente contaminados como el Ozama, Isabela, Higuamo, y los Yaques del Norte y Sur, entre otros, lo que ha reducido el suministro del agua potable. Otros ríos, que antes eran caudalosos, ahora apenas son arroyuelos a punto de desaparecer.
Muchas de nuestras empresas vierten las aguas servidas a los ríos, por carecer de plantas de tratamiento, al abstenerse de hacer una inversión en ese sentido, porque aparentemente no les importa la salud y vida de los seres humanos.
Ahora mismo en nuestro país estamos sufriendo de una asfixiante ola de calor, producto del cambio climático, aunque algunos lo quieran negar, pero es una penosa y lamentable realidad. También se han producido en algunas zonas boscosas fuegos forestales, los cuales se apagan solos, por falta de equipos eficientes y adecuados para extinguirlos.
Las consecuencias de esa calamitosa situación, es que en distintas zonas del país se está sufriendo de una prolongada sequía a, producto también de la deforestación, pese a los chubascos que caen ocasionalmente. El Ministerio de Medio Ambiente carece de una política de reforestación, lo que es importante que eso se acelere por el bien de nuestras presentes y futuras generaciones.
Y cuando suele llover, en esta etapa de temporada ciclónica, se producen inundaciones, originando muertes y destrucción de viviendas y de otros bienes materiales, como ha ocurrido actualmente en Luisiana, Estados Unidos, que han dejado a miles de personas sin hogares y pérdidas de vida. Sin embargo, en otros lugares se está padeciendo de una prolongada sequia.
La Biblia predice: “La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra, enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno”, Isaías 24:3-5.
Ahora bien, los científicos explican que las causas del cambio climático se dividen en dos categorías generales: las naturales y las inotrópicas. Las causas naturales: Incluyen actividad volcánica o cambios en la energía recibida desde el Sol, entre otros. Mientras que las antrópicas (generadas por actividades humanas): Incluye la quema de combustibles fósiles, tala de bosques, entre otros. Y también están las causas climáticas internas, como son variaciones en las corrientes marinas o la circulación atmosférica que pueden influir por periodos más cortos. Además, la actividad humana desde la Revolución Industrial ha influido principalmente sobre la emisión de CO2 y otros gases de invernadero que han ayudado a amplificar el efecto invernadero natural.
En cuanto al efecto Invernadero, estos gases absorben y remiten la radiación en onda larga, devolviéndola a la superficie terrestre, causando el aumento de temperatura, fenómeno denominado Efecto Invernadero. Uno de los resultados del Efecto Invernadero, es mantener una concentración de vapor de agua en la baja troposfera mucho más alta que la que sería posible en las bajas temperaturas que existirían sin este fenómeno.
La contaminación, es producto de emisiones normalmente incluyen dióxido de carbono y agua, entre otros. Una de las muchas amenazas a los sistemas que sustentan la vida, resulta directamente del aumento en la utilización de los recursos terrestres. En particular, la quema de combustibles fósiles, la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. Este gas al acumularse con otros, atrapa la radiación solar cerca de la superficie terrestre, causando una absorción mayor del calor y, por lo tanto, un calentamiento global.
Ahora mismo, el ecosistema está bajo estrés. El calentamiento global inicia una serie de alteraciones en el balance terrestre, entre ellas, el derretimiento acelerado de las capas de hielo, glaciares y nieves en las altas cumbres de todo el mundo. El agua liberada se acumula finalmente en el mar y podría en los próximos 45 años, aumentar el nivel del mar lo suficiente como para inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos. También alteraría drásticamente la producción agrícola internacional y los sistemas de intercambio.
Al respecto, La Biblia predice: “Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres”, Isaías 24:6.