SANTO DOMINGO. Los datos más recientes publicados por la Dirección de Información y Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud Pública de la República Dominicana sobre los embarazos en adolescentes tienen una nota positiva. Es la reducción constante de esta problemática.
De acuerdo con los datos preliminares correspondientes al primer trimestre de 2024, se registraron 4,484 embarazos en adolescentes, lo que representa una reducción del 26.58% en comparación con los 6,107 embarazos registrados en el mismo período de 2023. Si se observan los seis años anteriores, la reducción consistente es de alrededor de 1.5% anual.
De los embarazos adolescentes en el primer trimestre de 2024, el 51.94% fueron partos vaginales, una reducción del 25.69% respecto al año anterior. Los partos por cesárea representaron el 40.01%, disminuyendo un 27.16%. Los abortos constituyeron el 8.05%, con una reducción del 29.22% respecto a 2023.
A pesar de las señales optimistas, la prevalencia de esta situación constituye un peligro en la República Dominicana. Observando los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de la República Dominicana (ONE), se puede asegurar que en una gran cantidad de los embarazos en adolescentes en la República Dominicana tiene un componente de abuso sexual.
Una de las consecuencias del embarazo en adolescentes son las familias dirigidas o constituidas por menores de edad.
De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas, el 4.8% de los hogares dominicanos tiene como jefe o jefa del hogar a adolescentes de 15 a 17 años, quienes además de enfrentar el reto de la maternidad o partenidad, también asumen responsabilidades de cuidado familiar.
Un hogar liderado por una o un adolescente será más vulnerable a la deserción escolar. También se le dificultará y posiblemente enfrentará un mayor reto para superar la pobreza; será más vulnerable a la violencia física, mental y social; y a las formas de explotación humana y los abusos.
De acuerdo con el estudio “Panorama sociodemográfico de República Dominicana: Un análisis a nivel territorial”, publicado en 2021 por el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo existen unos 3,351,155 hogares en el país, extrapolando esa cifra al estimado de la ONE, serían unos 160 mil los hogares liderados por menores.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) señala que muchos de los casos de embarazos superan los 10 años de diferencia entre la mujer y el hombre, y en otros casos alcanza una diferencia de hasta 30 años o más.
En el año 2023 se registraron 927 casos de embarazos de niñas menores de 15 años, de los cuales, solo en 104 casos el padre era menor de edad. Al menos 823 pueden ser catalogados como abuso infantil.
Mientras que en 11,986 embarazos de adolescentes entre 15 a 19 años, la diferencia de edad con el padre de la criatura fue de al menos 10 años.
Los hijos de madres adolescentes tienen tasas significativamente altas de mortalidad neonatal (22 por cada 1,000 nacidos vivos) e infantil (28 por cada 1,000 nacidos vivos).
Según cifras del Servicio Nacional de Salud, la tasa de mortalidad materna a nivel nacional es de 108 por cada 100,000 nacidos vivos. Si prorrateamos los datos a cada 100 mil de los hijos de madres adolescentes, la tasa de mortalidad neonatal sería de 2,200 por cada 100,000 nacidos vivos y la tasa de mortalidad infantil de 2,800 por cada 100,000 nacidos vivos.
Lo que significa un factor de riesgo de alrededor de un 2000% más.
Al observar las estadísticas es obvio que la tasa de fecundidad adolescente fluctúa hacia el alza a mayor nivel de pobreza. El promedio nacional de embarazos en mujeres entre 15 a 19 años, es de 77 por cada mil.
Sin embargo, en el quintil más pobre esa misma tasa se incrementa a 145 de cada mil, entre el segundo más pobre a 108, en el medio a 66, en el cuarto más pobre a 36 y en el más rico a 28.
En otras palabras, por cada embarazo de una adolescente rica hay cinco pobres embarazadas.
Es tasa es aún mayor por nivel educativo, entre los que superaron apenas la primaria, la tasa de 162 por cada mil, 81 por cada mil entre los que concluyeron la secundaria y 33 por las que están en educación universitaria.