x
Batalla Electoral 2024

Los Haché del Este

Enfoque

Aplicada a los quehaceres del hogar, aposentado en la avenida consagrante de la "excelsa matrona" a esquina Trinitaria. Con 58 años en 1943, doña Juanita encarnaba otro aporte demográfico y cultural de los árabes en el Caribe insular.

José del Castillo Pichardo

El comerciante libanés Julián Haché ingresó al país en 1906 por el puerto de Santo Domingo y se estableció en San Pedro de Macorís en el negocio de provisiones. Eran tiempos en los que la industria azucarera, con múltiples ingenios emplazados en las inmediaciones de la pujante urbe, atraía a cientos de inmigrantes deseosos de probar suerte en la lotería del progreso. Casado con Juana Haché en 1910, Julián marcaba 59 años en 1943, residenciado en la avenida Julia Molina de la Sultana del Este, procreando la pareja a José J.. En el formulario oficial se consignaba a Juana Kury de Haché como la madre libanesa de Julián. De acuerdo a nota del genealogista Eduardo J. Hued, Julián pasó antes por México, embarcando desde allí a la República Dominicana. Su prima Juana habría propiciado el traslado al país de los hermanos Antonio, Pedro y Jorge Haché.

Antonio arribó a Santo Domingo por el puerto del Ozama el 5 de noviembre 1906, en pleno gobierno de Mon Cáceres, procedente del Líbano, asentándose –conforme datos de 1942- en la avenida Julia Molina 38 de Macorís del Mar, como llamara a su pueblo natal el poeta Mir. En sus 52 años de existencia, 36 los había vivido aquí, realizando su última salida del país a Estados Unidos entre 25/3/42 y 5/5/42. Comerciante casado en Macorís con la también libanesa Ketty Isa en 25/12/23, esta contaba 37 años en 1940, dedicada a oficios domésticos.

Hijo Antonio de padres libaneses, Abraham y María, exhibía en su récord activa participación en clubes sociales. En el Club 2 de Julio, el Centro Español, el Casino Puertorriqueño y el Centro Sirio Libanés, del cual era presidente. Asimismo en la Cámara de Comercio local. En 1951 figuraba, a raíz de la renovación del permiso de residencia, el nombre del libanés Antonio Haché, de 59 años, con dirección en la avenida Independencia 106 de Ciudad Trujillo.

De 39 años en 1942, encontramos a Jorge Abraham Haché, comerciante casado oriundo de Monte Líbano, residente en la Julia Molina 54 de San Pedro. Otros Haché incluían a Elías, radicado en Don López, Hato Mayor del Rey, con 43 años en 1941, comerciante soltero, quien llegó en 1913 a San Pedro de Macorís desde Trípoli, ciudad portuaria mediterránea del norte del Líbano. En un registro de permiso de residencia de 1954, Elías Haché aparece como agricultor sito en el mismo lugar, con edad 55, soltero, e ingreso al país en 1903 en lugar de 1913.

Por esos mismos lares de la caña dulce embravecida de la Gran Llanura del Este, hallamos faenando en el viejo oficio fenicio a Miguel Haché, quien entró por el puerto de Macorís en 1912. Moviéndose en 1943 a la edad de medio siglo entre San Pedro y Hato Mayor, como negociante en El Bote, en el Ingenio Las Pajas. Soltero, vástago de los buenos hijos del Líbano Abraham y Altagracia, desde que llegó a esta tierra no había levantado polvo en suelo extraño al nuestro.

Igualmente nos encontramos con Wadi, comerciante de Monte Líbano casado, quien desembarcó por Puerto Plata en 17/10/23, ubicado en 1942 en la calle Rolando Martínez de San Pedro, cifrando los 39 años. También figuraba Elías J., de 29 años en 1940, comerciante soltero ingresante en 1928 por Puerto Plata, embarcado en Burdeos, Francia, con residencia en la Julia Molina 133. Dos años más tarde se ubicaba en la calle Sánchez 64 de la urbe azucarera.

El industrial libanés Antonio Jorge Haché, casado, con 32 años en 1943, color indio y ojos canelos, miembro del Centro Sirio Libanés, habría entrado al país en 1925 a través de la frontera con Haití. Unido en matrimonio a Angélica Miguel en 1933 en San Pedro de Macorís, compartían el hogar con su hijo Manuel Antonio Jorge Haché. Siendo los padres de Antonio los libaneses Jorge Haché y María Ramis.

Otro inmigrante libanés oriundo de Belén signado por la H que llegara al puerto de Santo Domingo justo en 1920, fue Pedro A. Haché, matrimoniado con Edma de Hache en Trípoli, Líbano, cuyos hijos respondían a los nombres de Carime y Pedro. Con próspero negocio de tejidos, era hijo de Abraham H. y Marum de H, contaba 41 años en 1942 y vivía en la Sánchez 188 de Macorís.

A esta corriente de jóvenes emprendedores Haché venidos del Levante se sumaría Mounir, soltero con 26 años en 1943, llegado en 1934 a Santo Domingo, ubicándose en términos residenciales y laborales como comerciante comisionista tanto en la calle Sánchez de Macorís como en Higüey. Otro sería William, de 27 años en 1942, negociante soltero libanés, con residencia en Sánchez 188, San Pedro. Asimismo, Eina Haché de Haché, casada, de oficios domésticos, quien en 1941 alcanzaba los 29, procedente de Monte Líbano.

A Hanne Semaan Hajj (A) Juanita Haché de Haché, la trajo el barco desde el lejano Monte Líbano y la situó en tierra en el puerto proletario de la boca ancha del Higuamo, al cual le cantara melancólico Paquito Domínguez Charro. Aplicada a los quehaceres del hogar, aposentado en la avenida consagrante de la «excelsa matrona» a esquina Trinitaria. Con 58 años en 1943, doña Juanita encarnaba otro aporte demográfico y cultural de los árabes en el Caribe insular.

Pero la cuenta no paraba ahí. Nayibe Dead de Haché tenía presencia en los registros oficiales, casada, con 43 años en 1953, dedicada al cuido del hogar, oriunda del Líbano, residente en la calle Trinitaria 29 de Macorís, quien figuraba como Matilde Dead de Haché, con 34 en 1944, en esa dirección, ingresante en 1938 por Macorís. En dicha casa aparece ese mismo año Juana Haché de Haché con 63 años, quien arribara a puerto en San Pedro en 1903, la misma ya referida Juanita o Hanne, aunque con inconsistencia de edad, pues si 10 años antes frisaba los 58 entonces debía tener 68.

Otra corriente Haché enrumbó hacia el Este más profundo, escogiendo asentamientos distintos.

Taufic (Teófilo), comerciante embarcado en el Líbano, llegó el 1/12/37 al puerto del Ozama, tomando por esposa a Emilia Barsona en San Pedro en 1940, con quien procreó a Elsa María. En enero de 1943 residía en Higüey. Descendiente de Abraham y Nazar. Igualmente Mejomea Ali –firmaba Majamed- vino desde Beirut en 1929 por el puerto de Santo Domingo. Con 35 años en 1943, laboraba en comercio en la sección Campiña, Los Platanitos. En 1939 se unió a la dominicana Ana Martínez en Ramón Santana, concibiendo a Altagracia. En el 41 se definía horticultor y al año siguiente zapatero.

José Jorge Haché, quien inmigrara en 1924 por Puerto Plata casado con la libanesa Badui Sole en 1921, se estableció en Platanitos, sección Campiña de la provincia del Seibo. Padre de Antonio y Adela e hijo de Jorge Haché y Hadla Sole, en 1943 contaba con 46 años. Para esa época, Simón Jorge Haché, de 56 años, ingresante en 1926 por Elías Piña –antes anotado por Dajabón-, se hallaba también en Los Platanitos seibanos. Esposo de Eduvija Dip desde 1926 en acto celebrado en Trípoli, procrearon a Estrella y María Idalia.

Por el genealogista Eduardo J. Hued sabemos que Simón Haché casó con Marina Malkun Latouf, con descendencia en José Antonio, Roberto, Marino Ricardo, Khalil, Rodolfo (Ruddy) y Bertha. Traté a Khalil, todo un personaje apasionado de la milicia –cuyo uniforme vestía orgulloso-, los caballos, la equitación y el juego de polo, lo caracterizaban junto a su rasgo servicial y amplio franqueo social. Presidente del Círculo Deportivo de las Fuerzas Armadas, ligado a mis primos Chuchi del Castillo y Fredín Mere y al entrañable Salomón Sanz. En su residencia «El Farito», entre Macorís y Consuelo, pude disfrutar de su hospitalidad y rico anecdotario. Falleció en 2020 víctima del Covid a los 88 años.

Con su hermano Ruddy forjé una grata y enriquecedora amistad, originada en peñas a las que acudía Leonte Brea, Tony Raful, Bosco Guerrero, Tonito Abreu, Pancho Catrain, Iván Gatón, en Plaza Central, Ágora, Café Borbone. Culto y solidario, en su conversación inteligente y apasionada discurrían con naturalidad pasajes de la saga de Balzac y la obra del inmenso Shakespeare.

En la peña de la Farmacia Carmina de Roberto Hache Malkun, en Independencia con Pasteur, se reunía en los 70 y 80 una concurrida tertulia vespertina con Dato Pagán, Guillermo Vallenilla, Milagros Ortiz Bosch, Juan Ducoudray, Tonito Abreu, Bosco Guerrero, Amiro Cordero, Orlando Gil y el arquitecto Pedro Antonio Haché Haché, primo de los Haché Malkun.

Hijo de los ya referidos Pedro y Edma, este profesional con estudios de postgrado en Texas nacido el 27/2/34 en Macorís, exhibe una carrera meritoria en los campos del diseño y la construcción de edificaciones oficiales, comerciales y residenciales, habiendo ocupado la gerencia del Banco Nacional de la Vivienda, artífice de la Urbanización Las Praderas. De su portafolio resaltan la Biblioteca República Dominicana, el Edificio de Oficinas Gubernamentales, el INPOSDOM, el Conservatorio Nacional de Música y las oficinas de la UCE. Así como el Aeropuerto Gregorio Luperón de Puerto Plata.

A través de su empresa Constructora Ginaka ha levantado importantes estructuras que alojan operaciones comerciales, como la telefónica Altis en la Núñez de Cáceres, PriceSmart (Bolívar, Arroyo Hondo, San Isidro, Panamá y Medellín), Plaza Lama Carretera Duarte, Edificio Martí, Showroom Volvo. Edificio de oficinas Ginaka 2.0 y soluciones residenciales como Torres Gemelas del Parque, Villas del Mirador, Ginaka XVIII y la novísima Punta Sur de 32 niveles.

En reconocimiento a un ejercicio profesional, iniciado modestamente en 1958, pleno en aportes productivos, la Sala Capitular del Ayuntamiento de San Pedro de Macorís lo declaró en 2021 «Hijo Meritorio» de esa progresista comunidad. Inaugurando en la ocasión un mural con su rostro representativo del arte urbano. Anteriormente, en 2017, la Cámara de la Construcción presidida por Christian Maluf, realizó acto solemne para rendir tributo a nuestro arquitecto junto a José Ramón Martínez Burgos y Abraham Selman.

La excelente publicación especializada Archivos de Arquitectura Antillana, que dirige Gustavo Moré, ha hecho lo propio, al destacar las contribuciones de este miembro de la segunda generación libanesa que ha enriquecido con su quehacer profesional y empresarial el terruño que acogió a sus padres.

Comenta con facebook