1.- La época durante la cual una persona tiene vida, ocurren hechos que se fijan en su conciencia y luego le sirven como punto de referencia para reflexionar con cierta minuciosidad.
2.- Ayer escribimos y publicamos un artículo con el título ¿Será verdad, juzgue usted? De este escrito vamos a extraer dos párrafos para tomarlos como punto de partida del presente texto. He aquí los dos párrafos a destacar:
3.- “Pero ¿será verdad que al no llegar a la administración del Estado dominicano, la mayoría de aquellas generaciones de idealistas de los años 60, 70 y 80, ha hecho posible que nuestro país sea hoy un fango en el cual donde se aloja la pobreza y demás lacras de un orden social podrido hasta el tuétano?”
4.- “La respuesta está ahí, a flor de labios; a la vista de todas y de todos. Lo que está diciendo la materialidad; lo que podemos ver es que el pueblo dominicano está extraviado, ha estado sin rumbo, descuidado, malogrado. Se perdió”.
5.- Se comprende que la forma particular de actuar en el quehacer político, no siempre es igual, como tampoco las condiciones son idénticas, aun en el mismo país.
6.- Estamos conscientes de que al joven de hoy no debemos exigirle que actúe en política de igual manera como procedíamos ayer, porque en la lucha social no hay fórmulas universales aplicables en cualquier momento y en todas las circunstancias. Cada forma de lucha corresponde a una situación histórica concreta, a una determinada esfera de la actividad humana.
7.- Las jovencitas y los jovencitos que, por allá, en los primeros años de la década del 60, pasado siglo, nos integramos a la brega política fue con el objetivo de alcanzar el poder del Estado por entero.
8.- Las acciones políticas nuestras estaban encaminadas para desde el Estado y sus instituciones llevar a cabo las transformaciones necesarias y así sacar a nuestro pueblo de la pobreza, tener un país libre, independiente y con plena soberanía. Estas fueron las motivaciones que impulsaban a los jóvenes de ayer al accionar político y social.
9.- Pero las muchachas y los muchachos que ahora se meten a hacer política, no tienen por vocación dominar el Estado, dándose por satisfechos con un cargo electivo de regidor, legislador o dentro de la burocracia.
10.- Nos preocupa que si la juventud es la portadora de lo nuevo, del brillante porvenir, y la nuestra lo que está es pegada, chupando de un Estado ineficaz en lo humano, dominado por la minoría nacional y su aliado extranjero que la maneja, el imperio.
11.- Si los políticos dominicanos recién llegados a la politiquería lo que se han dedicado es a estar de chupones sistémicos, ¿qué le puede esperar al pueblo de a pie, a ese que no tiene garantía ni de alimentos?
12.- Aquellos dominicanos y dominicanas que por el tiempo vivido, por la edad, ya estamos más cerca de la muerte que lo que hemos tenido de existencia, tenemos justos motivos para estar preocupados por lo que seguirá siendo en el futuro nuestro país en lo económico, político y social.
13.- Porque no creemos en el decir fatalista de «palo dado ni Dios lo quita», estamos apegados a la creencia de que lo mejor de nuestro pueblo, y con él lo más lúcido y sano de su juventud, más temprano que tarde va a dirigir sus actuaciones políticas a alcanzar el Estado.
14.- Esas muchachitas y esos muchachitos que andan por ahí politiqueando, que se aparten de esas cherchas politiqueras y se pongan en serio a trabajar en política para agarrar, empuñar, atrapar el Estado dominicano y utilizarlo en provecho de los más, el pueblo trabajador.
15.- Esa energía nueva en la política dominicana, la juventud, que se haga la continuadora de sus mejores semejantes de tiempos pasados, que sin ser santos ni demonios, sí se hicieron políticos en la batalla por el poder del Estado.
16.- El pueblo dominicano, desde siempre burlado, porque nunca, jamás ha estado representado en el Estado, merece contar con jóvenes políticos honestos que tengan la mira, la intención, el pensamiento con la idea fija de ganarse la confianza popular para hacer a la mayoría beneficiaria del Estado.
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