Esta mañana asistí a una eucaristía; en el evangelio, el sacerdote habló de los pastores. Recordó que le llaman pastor a la persona que se dedica a la cría, guía y cuidado del ganado al aire libre; que en una iglesia son ministros que tienen a su cargo, una congregación de fieles, de creyentes, que deben conducir por el camino del bien. Dijo que los pastores están por doquier, en la familia, trabajo, iglesia, partidos, etc., ocupándose de cuidar el rebaño, de mantenerlo unido, para que no se extravíen; que un buen pastor, se sacrifica por las ovejas; para que vivan en paz y armonía; que jamás, las usa para beneficio personal, sino para el bien común.
Lo escuché con atención; mi mente voló a diferentes escenarios; me detuve en los partidos políticos; me concentré en el PLD. Con tristeza, recordé lo que sucedió en ese partido, hace apenas dos años; Leonel Fernandez fue su pastor, por más de veinte años; logró ser presidente de la Republica en tres periodos. Luego, Danilo Medina fue presidente de la nación por dos periodos, mientras Leonel seguía como pastor del PLD. Su misión era tan poderosa como la del primer mandatario; influía en las actitudes y acciones de los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo, Judicial.
Consciente de su poder, este pastor político, Leonel, aspiró a ser precandidato presidencial 2020-2024, pero lo venció una oveja de su rebaño, Gonzalo Castillo. Enojado y en plena campaña, dejo de ser el pastor del PLD por no atender a sus ambiciones personales, y utilizando los recursos, liderazgo y privilegios acumulados, dividió el rebaño y llevó una parte a otro corral, que llamo Fuerza del Pueblo (FUPU). Dicen que lo siguieron, los más débiles, fanatizados, ambiciosos, oportunistas; los que piensan más en sí, que en los demás. De inmediato, Leonel, se postuló como candidato presidencial. Diría que actuó como un obstinado del poder político; no importa lo que tenga que destruir, su único fin es estar en la cúspide de la toma de decisiones.
Tanto el PLD como la FUPU perdieron las elecciones. Triunfó el PRM; Luis Abinader fue electo presidente de la República. Una resolución de la Junta Central Electoral, JCE, determinó que el PRM y el PLD serían los únicos partidos mayoritarios, les tocaría el 80% de los fondos públicos destinados a los partidos; el 20% correspondía a los minoritarios en los que estaba el FUPU. Esa sentencia de la JCE, la anuló el Tribunal Superior Administrativo (TSA) para darle más del pastel a otros, incluyendo el FUPU. El PLD, la acepto, decidió no recurrir en casación.
Parecería que no quiere afectar, a otros partidos que, con esta decisión, recibirán mayor cantidad de recursos para su funcionamiento; parecería que la mayoría de sus pastores buscan bienestar para su rebaño, reunir las ovejas; envían una clara y elegante señal al FUPU: lo importante no es dinero y poder para comprar y vivir de las ovejas, sino buscar mecanismos para tenerlas unidas en su núcleo de afectos y principios, respetar su sentir, atraer las descarriadas, compartir lo poco o mucho a que se tiene acceso.
¿Quién es tu pastor político, ese icono digno de imitar y que te guía? Indiscutiblemente, tenemos muchos juiciosos, que saben conducir las ovejas por el camino del bien ; pero, lamentablemente, tenemos otros descarriados, muy peligrosos, que las utilizan para escalar, para obtener poder y riqueza, para vivir de ellas, aprovechando su ignorancia y debilidad; olvidan que Dios observa; que cuando van subiendo, inesperadamente, se derrumba la escalera, caen y muchas veces no vuelven a levantarse.
Agradezco al padre Ramón, el interesante sermón de esta mañana; los ejemplos que puso, sobre los diferentes tipos de pastores, mueven a la reflexión profunda.