Los Principios del PLD

El PLD nació afirmando el compromiso de ser una organización política progresista oponiéndose a las concepciones y prácticas populistas, al autoritarismo tradicional de las dictaduras latinoamericanas (a pesar de la concepción vertical del partido, el PLD se definió más cercano a la concepción de las democracias populares).

Más tarde, cuando surgieron las corrientes neoliberales y de la llamada nueva derecha, el PLD también confrontó esas concepciones. El PLD, aun siendo una organización política de cuadros, se identificaba con lo popular y anti oligárquico, porque su compromiso fundamental es con el pueblo, no con elites privilegiadas. También apostó por ser una organización política moderna, que respetando y reconociendo los valores, cultura y tradiciones de nuestro pueblo, nos comprometemos con una visión de futuro, con flexibilidad en su táctica para enfrentar los desafíos internos y externos.

Por esa razón nos transformamos de una organización de cuadros a una organización de masas, por los imperativos tácticos de la toma del poder, pero conservamos de la tradición partidaria lo fundamental de la concepción organizativa, re-diseñando el funcionamiento de los organismos del partido, aunque es preciso reconocer que el ascenso al poder y la concentración en las tareas de gobierno ha afectado la vitalidad orgánica y la vida interna partidaria. Estamos convencidos de que esa vitalidad será recuperada a partir de los trabajos del VIII Congreso “Comandante Norge Botello”.

Entre las muchas características excepcionales que tuvo el fundador, maestro y guía del partido, el profesor Juan Bosch, el apego a la disciplina, la organización  y el método, junto con un carácter noble, una gran sensibilidad humana y un intenso sentimiento de solidaridad, le llevaron a configurar una personalidad política en la que la esencia de su accionar estaría determinada por los principios, con los que construyó un paradigma y unos métodos de trabajo que ofrecían el horizonte de sentido e interpretación de toda su experiencia política.

De la interpretación de los principios de Juan Bosch se desprende que los medios están al servicio de un fin superior. Por ello el lema del partido de la Liberación Dominicana sería la síntesis  de los principios que Juan Bosch fundamentó y nos legó: “Servir al partido (medio) para servir al pueblo (fin). Esta expresión contiene en su conclusión algo esencial en los principios y fundamentos de la concepción del accionar político: debemos actuar al servicio del pueblo, para el pueblo.

Los criterios organizativos y metodológicos novedosos que desarrolló el PLD, bajo la conducción de Bosch, eran propios, derivados de un análisis a profundidad de la estructura social, económica y política de nuestra sociedad y de las coyunturas que caracterizaron la época en que el partido fue fundado. Se necesitaba “un ejército de capitanes” para influir, orientar, organizar y crear conciencia política progresista en las capas de la pequeña burguesía que serían el destinatario principal de la acción política del PLD en la primera fase de su desarrollo.

Fue una etapa de gran creatividad política por parte del liderazgo del PLD, contraponiendo una visión propia y original del proceso de desarrollo de una alternativa política al populismo, al neoliberalismo y al seguidismo incondicional a modelos de otros partidos y países, lo que era una característica de muchas fuerzas progresistas de la época. El PLD incluyó también en su accionar político, en primer orden, la promoción de los valores de la solidaridad y el patriotismo, el trabajo en equipo, la activa vida partidaria y formación de líderes para servir al pueblo.

Esta condición de originalidad hizo que el compañero Juan Bosch calificara al PLD como un partido único en América Latina. Dicha peculiaridad derivaba, no solo de su bien articulada y sólida disciplina, sino también por su carácter democrático, por la vocación de servicio al país de sus miembros, por su ética, honestidad y amor al pueblo, así́ como por su compromiso sin reservas a favor de la liberación la humanidad de toda forma de sometimiento, subordinación, discriminación o marginación, fueran éstas de carácter étnico, religioso, económico, político, social o de cualquier otra índole.

Sin esas características no habríamos podido incidir en la vida pública, crecer en electores o votantes ni llegar al umbral a partir del cual un cambio de táctica nos colocó en las puertas del poder.

Los peledeístas hemos  participado en la vida pública con el sentido de afianzar la institucionalidad y los valores democráticos, para producir una verdadera transformación productiva como base para lograr una mayor equidad y competitividad económica, en el contexto de un modelo de sociedad más justa e inclusiva para todos los dominicanos. Una sociedad donde primen los valores de la ética individual y social, la solidaridad con los más vulnerables, pero también el respeto a la ley y las instituciones, la decencia, los valores de convivencia y el permanente diálogo democrático.