SANTO DOMINGO.- Los protocolos son útiles normas de organización y procedimiento gerencial, pero carecen de justificación y sentido si en un momento dado pueden poner en peligro la vida humana por malas prácticas e inadecuados procesos de ejecución.
Un ejemplo de esto es que hace un tiempo uno de estos protocolos, invocado como sacrosanta norma inviolable, retrasó y puso en riesgo la atención a tiempo de un panelista que sufrió un desmayo mientras participaba en una cobertura especial en los estudios de SIN.
La insólita norma protocolar y su férrea aplicación con un agente policial armado y con ropa como si fuera a un combate, retrasó de forma altamente riesgosa el tiempo en que la persona afectada pudo ser llevada finalmente en una ambulancia del 911 a un centro cardiovascular especializado.
Afortunadamente, el paciente sobrevivió al ser estabilizado tan pronto llegó al centro de salud, pero el tiempo perdido en la ambulancia sin salir del parqueo de SIN fue un período crucial que mantuvo en vilo y gran angustia al personal de este medio que urgía su rápido traslado, mientras el agente policial se resistía a autorizar la salida, involucrando el susodicho protocolo.
En medio de la desesperación por el temor de que el paciente pudiera fallecer por falta de atención oportuna especializada, la gente se preguntaba cómo una decisión de este tipo que debe estar reservada a un personal médico, es asumida por un policía que debe actuar sólo como custodia o protección.
Quienes presenciaron esta situación en medio de un estado de creciente angustia, opinaron que el personal ejecutivo del 911 debería revisar este caso y el procedimiento seguido en el caso en cuestión, porque si se aplica ante cualquier emergencia, se estaría perdiendo un tiempo vital para garantizar una atención rápida y oportuna.
Además, consideraron que es importante monitorear el tiempo de respuesta ante un pedido al 911, aunque dicen estar conscientes de que los retrasos se ven en ocasiones afectados por los entaponamientos viables y la forma insensible en que muchos automovilistas ignoran la sirena de las ambulancias que trasladan pacientes en estados graves o delicados.
Finalmente, indicaron que lo importante es que los protocolos se apliquen, no como una retranca, sino para garantizar vidas y atenciones médicas en el menor tiempo posible.