Redacción.- La mayoría de la población podría sufrir de una de estas enfermedades resultado de la vida cada vez más acelerada, que exige cumplir altas expectativas, baja autoestima o estrés.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA’S) son comunes en la población; sin embargo, son vistos como estigmas que se ocultan como un secreto vergonzoso, lo que evita su tratamiento adecuado, prevención o hasta curación.
Lo anterior lo expusieron Ximena Espinosa Rábago, Ana Segura Núñez, Kefirá Torres Canché, Eutimio Vázquez Méndez, estudiantes de noveno semestre de la Lic. en Ciencias de la Nutrición de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), a un grupo de estudiantes que forman parte del Programa de Mentoring de esta institución.
“Son enfermedades graves, complejas y potencialmente mortales. Se caracterizan porque son por comportamiento, pensamientos, sentimientos hacia el peso y la forma corporal y la alimentación”, dijo Vázquez Méndez.
Algunos Trastornos de la Conducta Alimentaria son:
Pica: Es un trastorno donde las personas comen sustancia que no se consideran alimentos, como papel, pasto, tierra, cabello, cenizas, entre otras cosas. Lo sufren generalmente niños o personas con discapacidad.
Síndrome de rumiación: Es una afección en la cual la persona expulsa la comida del estómago y la vuelve a ingerir una o varias veces.
Anorexia nerviosa: Es una alteración en la forma en que uno mismo percibe su peso.
Bulimia nerviosa. Consiste en episodios recurrentes de atracones de alimentos.
Trastorno de atracón: se trata de ingesta veloz de alimentos sin sentirse saciado, por lo tanto, la cantidad es alta y causa estrés, vergüenza y baja autoestima. Es diferente a la anterior por los puntos mencionados.
Trastorno de evitación o restricción: Se define por consumir una mínima cantidad de alimentos o evitar ciertos tipos de comida. Esta no implica una percepción distorsionada del cuerpo, ni se relaciona con preocupaciones sobre la imagen corporal, como la bulimia nerviosa. Los síntomas son pérdida de peso significativo o retraso del crecimiento, deficiencia nutricional, dependencia de alimentos o de suplementos nutricionales e interferencia en el funcionamiento psicosocial.
Todos estos trastornos, aunque comunes, solo pueden ser detectados y tratados de manera adecuada por expertos en la nutrición y la psicología, aseguraron los jóvenes, por lo que recomendaron el vigilar la nutrición individual y de aquellos que nos rodean porque los trastornos mentales y físicos pueden detectarse, generalmente, en los cambios alimenticios.