Kiev.- Los ucranianos empiezan a asumir las decisiones de la OTAN en la cumbre de Vilna al tiempo que intentan amortiguar su descontento por la falta de precisión sobre su adhesión a la alianza y se centran en la necesidad de desarrollar sus propias capacidades para poder defenderse a largo plazo por su cuenta.
Aunque resulta palpable la desilusión entre expertos y gran parte de la población algunas voces intentan poner el foco en las consecuencias positivas.
Mykola Bielieskov, analista militar de la ONGH «Volved vivos», cree que las decisiones de la cumbre son «contradictorias».
Sin embargo, en un mensaje dirigido a la audiencia local, aseguró que los socios de Ucrania «han hecho avances» al entender que la seguridad del país invadido es importante para la seguridad de Europa y del mundo y que «hay que invertir en ello».
Escribe en Facebook que los ucranianos deberían fijarse en «la planificación defensiva y la construcción militar» para ser capaces no solo de combatir bien con las armas suministradas por los socios, sino también de crear unas fuerzas de defensa efectivas que sean capaces de «frenar» cualquier agresión rusa.
Oleksiy Haran, profesor de ciencia política en la Universidad Kyiv Mohyla, también piensa que Ucrania ha obtenido señales positivas en Vilna.
«No es ni un fracaso ni una gran victoria. Estamos haciendo avances con la OTAN, aunque no tan rápido como nos gustaría. La ayuda occidental continúa y no tenemos aliados mejores», dijo al medio local «The Page».
Haran destaca que los requisitos de la OTAN de avanzar en las reformas pone cierta presión sobre los líderes ucranianos, estimulándoles a aumentar la transparencia y la eficiencia de la administración estatal de su ámbito militar.
Sergiy Sydorenko, editor de “Evropeiska Pravda”, escribe en su valoración de la cumbre que podría haber creado una «victoria geopolítica tanto para Ucrania como para la alianza», pero que al final ha sido un símbolo de oportunidades perdidas.
A Sydorenko le preocupa que aunque la alianza haya acordado no exigir el “plan de acción para la adhesión” (MAP, en inglés) esté a cambio intentando hacer del ingreso de Ucrania un «proceso largo, plurianual», utilizando el Programa Nacional Anual para valorar las reformas ucranianas.
Sin embargo, aunque la decisión sea negativa para Ucrania, afirma que es necesario «exprimir» al máximo su resultado
Kiev debería hacer «el máximo esfuerzo» para convencer a la OTAN de que le dé una «lista limitada y específica de reformas», cuya aplicación allanarían el camino a Ucrania para recibir una invitación a la adhesión, tan pronto como acaben las hostilidades con Rusia, escribe Sydorenko
Cree que es bastante real la posibilidad de que haya una «rápida aceleración en la adhesión de Ucrania a la OTAN» cuando la guerra con Rusia termine.