¿Qué está tramando Luis Abinader? ¿Por qué tanta prisa en comenzar a planificar lo que pasará más allá de su segundo Gobierno, antes de iniciarlo? Las especulaciones son abundantes, pero una cosa es segura: el presidente electo está decidido a seguir adelante con su agenda, sin importar lo que digan sus críticos.
Desde que fue reelecto el pasado 19 de mayo y a pesar de encontrarse fuera del país, el presidente Abinader lleva un ritmo vertiginoso. Con el triunfo se convierte en el principal líder político del país por los próximos cuatro años, y parece que está asegurando de que su influencia se extenderá más allá del 2028, desde ahora.
Antes de ser electo, Abinader anunció en entrevista con Listín Diario que se reuniría con los aspirantes a la presidencia del Partido Revolucionario Moderno (PRM) después de concluir las elecciones, pero lo ha hecho más rápido de lo que se esperaba.
El jueves 23 de mayo y antes de la actividad de dar gracias por los resultados electorales, Abinader reunió a un grupo de “presidenciables” a quienes comprometió a mantener en secreto lo que se habló en ese encuentro.
A estas alturas, es harto conocido quiénes fueron los llamados. Guido Gómez Mazara dijo a La Opción de la Mañana que él fue convocado. También estuvieron Wellington Arnaud, director de Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa); el ministro de Turismo David Collado, la alcaldesa del Distrito Nacional Carolina Mejía, y el director de Aduanas Eduardo Sanz Lovatón.
Aunque no trascendió lo que se habló allí, Wellington Arnaud dijo a Hoy Mismo «estamos hablando de la nueva era de la política» que una vez concluidos los gobiernos del presidente Abinader habrá que hacer “un librito” sobre la política dominicana después de Abinader, al señalar que «Abinader está escribiendo la historia» y será un antes y después de Luis.
Se habría hablado en esa reunión sobre que se respeten los tiempos para hacer campaña política. En eso han coincidido David Collado, en declaraciones para Noticias SIN, y Gómez Mazara. Algo así como “que cada proceso tenga su tiempo”.
Arnaud dijo que “el presidente quiere dejar su legado de que lo recuerden como un presidente transformador. Y que esa obra de Gobierno, ese modelo, que se ha ido implementando continúe más allá y que sea dirigido por un miembro de su partido. Estoy convencido que el presidente está haciendo historia y que está haciendo el nuevo libro de la política”.
Gómez Mazara, más independiente, dijo que la prioridad ahora es la reforma constitucional, la reforma fiscal y posteriormente, la electoral.
David Collado piensa “que el país acaba de salir de un proceso electoral, dos elecciones, y sería irresponsable de mi parte hablar de aspiraciones en medio de un proceso electoral que acaba de terminar”.
Es evidente que la reunión se trató de mantener la unidad del Gobierno y del partido y, por ahora, controlar las aspiraciones. La posición de Gómez Mazara así lo da a entender: “a mí que nadie me hable, me asocie, me vincule a cualquier cosa que no sean el Gobierno y el partido. Esperemos a hacer un protocolo en diciembre de 2026”.
Guido Mazara ofreció un detalle como ningún otro. Él fue convocado. Quiere decir que el presidente Abinader realizó una preselección de los presidenciables del Partido Revolucionario Moderno (PRM), lo que significa que otros quedaron fuera.
En los excluidos quedará la roncha de no haber sido tomados en cuenta para la reunión. O quizá fue que el presidente vio en estos los que tenían más hambre de poder.
Pero luego está el tufo de presidenciables. Aun no haya sido la intención, ya en estos cinco, y en las actividades oficiales en las que aparezcan, estará la sensación de la competencia interna. Y eso se medirá en los actos públicos a ritmo de los lisonjeros aplausos de quienes aspiran a gozar de las mieles del poder.
Pero Abinader no se limita a mirar hacia adentro de su partido. También busca tender puentes con la oposición. ¿O crear cizaña? Invitó a Abel Martínez, el candidato presidencial derrotado del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), a una reunión.
Aunque Martínez ya no representa oficialmente a su partido, Abinader ve la oportunidad de establecer un diálogo constructivo que trascienda las divisiones partidistas y ponga el interés nacional por encima de todo.
Para Abel, la distinción de Abinader es un ramo de olivo, un salvavidas para el candidato menos votado de esa organización desde el año 1982, cuando Juan Bosch, con un partido de nueve años de fundado y en unas elecciones polarizadas por el PRD y el PRSC, obtuvo el 9.82 %.
Martínez tiene en el horizonte un combate interno casado. Expuso ya su intención tras los resultados electorales: «Al pueblo dominicano le quiero dejar claro: estaremos atentos y vigilantes al gobierno. Haremos una oposición crítica y valiente. Yo estaré a disposición de ustedes, como siempre he estado. Seguiré caminando lado a lado con nuestra gente, al servicio de nuestro país, porque el futuro llegará, y allí estaremos juntos», con lo que anuncia que su presentación como opción presidencial no será fugaz. Continuará.
Pero su reunión con Abinader no cayó bien en el PLD, que rápidamente reunió su comité político el 27 de mayo y adelantó la celebración de su X Congreso para renovar sus autoridades. Además de tomar un discurso menos políticamente correcto y más belicoso: “Aquí hubo un 50 y tanto (de la población) que votó y prefirió la narcopolítica y a muchos cuestionados y que están en expediente, pero el 47% se abstuvo, todavía ahí hay un espacio”, sostuvo, el secretario general del PLD en una reunión del comité político.
Así como había anunciado la reunión con Abel Martínez, Abinader hizo lo mismo con Leonel Fernández, excandidato y presidente de la Fuerza del Pueblo, quien primero aceptó la reunión en la Fundación Global de Desarrollo (Funglode), para luego posponerla para el 2 de junio, invocando un “proceso gripal” complicado.
El 27 de mayo la dirección política de la Fuerza del Pueblo le propuso a Leonel posponer el encuentro entre ambos “hasta tanto se concluya con el proceso de discusión interna del pasado proceso electoral”. Y Leonel, por supuesto aceptó.
Un movimiento diplomático con el que el leonelismo busca no ser sorprendido en la euforia de ser la segunda fuerza política dominicana, tras haber vencido al PLD, en un duelo en el que ambos se quedaron cortos.
Es evidente que reunirse con Abinader no está descartado, pero será bajo unos términos más claros para la Fuerza del Pueblo, como segunda fuerza política.
El vocero de la Presidencia, Homero Figueroa, reaccionó a la posposición. “La actitud más responsable en este momento es no rehuir el diálogo, porque ahora la competencia política debe dar paso a la cooperación y el trabajo conjunto por el bien común”, expresó Figueroa a través de su cuenta de X (antes Twitter).
Así las cosas, todo parece indicar que el presidente Abinader quiere continuar gobernando con su librito, como dijo Wellington Arnaud. Habrá que ver si los actores políticos internos y externos se manejarán en los próximos cuatro años como lo hicieron en el cuatrienio que termina el 16 de agosto de este año…