La propuesta, presentada por el Ministerio de Justicia, busca actualizar la legislación vigente de 2013 y será sometida a votación en el Congreso Nacional tras el visto bueno del Ejecutivo.
São Paulo.— El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó este viernes y anunció que enviará al Congreso Nacional un proyecto de ley que crea el tipo penal de organización criminal calificada y endurece las penas para sus líderes e integrantes, con condenas de hasta 30 años de prisión.
La iniciativa, elaborada por el Ministerio de Justicia, busca actualizar la legislación vigente desde 2013 y será sometida a votación en el Congreso tras recibir el visto bueno del Ejecutivo.
La decisión de Lula ocurre tres días después del operativo policial en Río de Janeiro contra el Comando Vermelho, desarrollado en los complejos de favelas de Penha y Alemão, una zona empobrecida del norte carioca, que dejó entre 121 y 132 muertos, según diversas fuentes.
La propuesta también contempla el agravamiento de las sanciones cuando se determine que la organización tiene operaciones transnacionales o vínculos con grupos criminales de otros países.
El texto prevé la creación de un banco nacional de datos para unificar la información sobre las facciones criminales y fortalecer las investigaciones. Este sistema permitirá rastrear la actividad de los grupos y mejorar la coordinación entre fuerzas de seguridad.
Asimismo, autoriza a los jueces a exigir que las empresas de internet y telefonía móvil proporcionen datos de geolocalización de usuarios vinculados a facciones criminales, siempre que exista una amenaza inminente contra la vida o la integridad de las personas.
Tras el operativo del martes, Lula da Silva reiteró la necesidad de integrar las fuerzas policiales del país bajo una política nacional antidrogas. Señaló que el crimen organizado no se combate solo con enfrentamientos en las favelas, sino mediante medidas que descapitalicen a las organizaciones y reduzcan su poder financiero.
Las dos mayores facciones del país, el Primeiro Comando da Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), han sofisticado su estructura y ampliado sus operaciones más allá del narcotráfico, convirtiéndose en redes criminales con presencia en sectores de la economía formal.
En el último año, operativos policiales investigaron la infiltración del PCC en los mercados de combustibles, transporte, moteles e incluso en el sector inmobiliario, evidenciando la expansión y diversificación del crimen organizado en Brasil.