BRASILIA.- El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se quejó este martes en un acto público de que aún no ha podido ocupar la residencia oficial de la Presidencia, dejada en un estado de «abandono» por el ahora exgobernante Jair Bolsonaro.
La situación del Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña, había sido denunciada por la esposa de Lula, Rosângela «Janja» da Silva, a inicios de este mes, cuando mostró en una entrevista un alto grado de deterioro en el mobiliario y hasta la estructura del edificio.
Este martes, durante un encuentro con movimientos sociales, Lula se quejó de ese «abandono» y hasta protestó, medio en serio medio en broma, de que está viviendo en un hotel desde mediados de diciembre, cuando se instaló en Brasilia para asumir el poder el 1 de enero.
«Hace 45 días que estoy con ‘Janja’ en un hotel, con nuestras dos perras», porque «el ciudadano que vivía allá», en referencia a Bolsonaro, «parece que no tenía ninguna disposición para cuidar la residencia» de la Presidencia brasileña, declaró Lula.
«Ni una cama encontramos en la habitación presidencial», afirmó Lula, quien se consideró un «sin techo» y pidió públicamente que los responsables de las obras en la residencia oficial concluyan su trabajo a la mayor brevedad.
Lula comparó la situación de la residencia, que tenía goteras, cristales rotos y pisos y muebles deteriorados, con el estado en que quedó el Palacio presidencial de Planalto tras el grave ataque a las instituciones democráticas promovido el pasado 8 de enero por una turba de activistas de ultraderecha fieles a Bolsonaro.
«En la Presidencia no tenemos cortinas, tenemos maderas en las ventanas en vez de cristales», porque «lo que nadie podría creer que podía pasar ocurrió», dijo sobre ese violento ataque, dirigido al mismo tiempo contra las sedes de los tres poderes de la Nación.
En ese marco, Lula apuntó que, en las elecciones de octubre del año pasado, las fuerzas democráticas «derrotaron a un presidente», por Bolsonaro, pero afirmó que «todavía no han derrotado al fascismo que está impregnado en la cabeza de muchos brasileños y se expresó el día 8 con ese desastre».