En medio de la crisis que los sacude, los brasileños podrían estar preguntándose hoy si realmente los gobiernos del expresidente Lula sacaron a treinta millones de ellos de la pobreza. Frei Betto, uno de los fundadores del partido de los Trabajadores (PT ), miembro del gabinete de uno de esos dos gobiernos y cercano colaborador de Lula, tiene una respuesta.
En declaraciones al periódico español El País, Betto dijo que el PT “necesita hacer una profunda autocrítica”. A su juicio, aunque los gobiernos de Lula y el primer mandato de Dilma Rousseff han sido los mejores que ha tenido Brasil cometieron muchos errores en esos doce años. “Uno de ellos”, dijo,” el haber priorizado el acceso de los brasileños a bienes personales, tales como automóviles, electrodomésticos, televisor en color, teléfono móvil, etc. Debería haberse priorizado el acceso a bienes sociales, como la educación, la salud, la vivienda, el saneamiento, el transporte, la seguridad…”
Como resultado de ello, según Betto “se creó una nación de consumistas y no de ciudadanos”. A causa de ello, y lo que sigue es de extrema importancia para entender muchas de las razones de la situación que hoy se vive en el gigante latinoamericano, se generaron los factores del descontento que ponen al gobierno al borde del precipicio. El dirigente brasileño lo explica de la manera más sencilla: “De ahí la rabia de amplios sectores que, sacrificados por el aumento de la inflación y el desempleo, ya no pueden comprar como antes”.
La lección que puede extraerse de la tragedia política brasileña es que el acceso simple a bienes de consumo, necesariamente no indica un triunfo contra la pobreza. La crisis económica terminará engulléndose el bienestar temporal que los gobiernos de Lula llevaron a treinta millones de sus compatriotas. Un televisor a color, un teléfono celular y un aparato de microonda no hacen a una persona menos pobre.