SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El escándalo de extorsión que se ha desatado en la Oficina de Ingenieros Supervisores del Estado (OISOE) a raíz del suicidio de un arquitecto que se sintió estafado obliga al Gobierno y a las autoridades judiciales a realizar una profunda y exhaustiva investigación que no puede quedarse en la superficie de los hechos y en respuestas coyunturales.
Los ciudadanos y la opinión pública en general necesitan saber si se trata del reflejo de una vieja y perpetuada práctica, generalizada y de magnitud, de hacer negocios desde dependencias públicas utilizando puestos y resortes de poder.
Los ocho meses de prisión preventiva que el Juzgado de Atención Permanente del Distrito dictó esta noche como medida de coerción a tres imputados es un primer paso para el esclarecimiento de un caso que debe llevarse hasta las últimas consecuencias.
Aunque la investigación comenzó con dos de los acusados cuyos nombres e imputaciones dejó el arquitecto en dos notas manuscritas, el Ministerio Público y la Justicia no deben circunscribirse a ellos, sino ir mucho más lejos para penetrar hasta las raíces e instancias superiores de lo que podría ser un sistema de corrupción a gran escala.
El Gobierno y particularmente el presidente Medina deberían ser los más interesados en que se haga justicia y que mediante pesquisas serias, que deberán estar exentas de limitaciones y exclusiones, se establezca cómo se ha manejado y maneja actualmente la OISOE.
Estamos hartos de que en la pretendida lucha contra la corrupción en la administración pública, no se pase de un show mediático sin consecuencias visibles y aleccionadoras.
¿Tendrá que suicidarse otro profesional de la ingeniería o la arquitectura para que de una vez por todas sean erradicada las diversas formas en que la corrupción y el tráfico de influencia permean dependencias oficiales?
¿Por qué no se aplican con drasticidad y eficacia los mecanismos de vigilancia y supervisión que están llamados a advertir y sancionar estas malsanas prácticas? El Gobierno tiene un gran reto y debe asumirlo sin postergación, excusas y asegurándose que caigan los pejes Gordos que permitieron que operará la estructura que ha culminado en tragedia.