Desde hace 60 siglos, hay registros históricos de conflictos fronterizos por el agua. Nuestro país, reseñado por ambientalistas como Al Gore por ser de los pocos que tiene actualmente más bosques que hace cincuenta años y afortunado por sus recursos hídricos, padece sin embargo la desgracia de un vecino incapaz de cuidar su territorio, convertido por su destructora mano en un erial, un desastre ecológico.
Ahora se añade a la larga lista de cananas haitianas su anunciada intención de desviar el fronterizo río Masacre, conocido también como río Dajabón, que nace de este lado, cuyo nombre francés viene de guerras entre España y Francia y no por la matanza de Trujillo. Las recientes guerras en Ruanda y Darfur fueron en parte por el dominio del agua entre grupos fronterizos adversos.
Ello aconseja que, en vez de caer en la tentación de atizar el conflicto, como hacen los patrioteros buscando ganancias políticas, se imponga la propuesta del presidente Abinader de buscar una efectiva solución, rápida y pacíficamente. ¿Quizás con ayuda de la ONU?